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Nos falta pólvora

Tenemos complejo de inferioridad ante los vecinos, que inclusive usan los mismos colores en el uniforme y no son nada de otro mundo.

Soy uno de los millones de colombianos que deja a un lado cualquier programa, incluso romántico, para contemplar un partido de futbol, de la selección nacional o uno de los 20 conjuntos del campeonato nacional que disputan unos títulos que enorgullecen a los aficionados, pero que en el fondo no son nada, si los comparamos con los de otros países como España, Brasil o Argentina. 

El fútbol, inventado por los ingleses, es el único deporte  mundial. Reúne a millones de aficionados y es transmitido por las más famosas cadenas de televisión, es el único que celebra campeonato con equipos de todos los continentes. Es el verdadero deporte de multitudes que conmueve a gringos, rusos, chinos y colombianos. Mejor dicho, a todo el universo, que se prepara para enfrentarse, en Asia en el certamen que reunirá a millones alrededor de la televisión. 

La realidad me lleva a hacer una reflexión: nuestros vecinos, los brasileños, nuestra misma raza, han sido varias veces campeones mundiales. No son distintos a nosotros, tienen las mismas características raciales. Son lo mismo que nosotros. Entonces: ¿por qué no somos campeones y nos achicamos ante cualquier rival, así sea un aprendiz como Venezuela? El absurdo tiene una explicación sencilla: tenemos complejo de inferioridad ante los vecinos, que inclusive usan los mismos colores en el uniforme y no son nada de otro mundo: son tan humanos como un antioqueño, un costeño o un cachaco de los que patean una pelota en el Olaya y lucen sus habilidades en canchas de todo el planeta. No vayan a decir, como famoso comentarista, que seguimos aprendiendo. Somos maestros. Sí señor.

Entonces, ¿por qué no hemos sido campeones mundiales, como los vecinos? Sencillo: tenemos complejo de interioridad, nos falta pólvora, que si tenemos para votar negativamente sobre la paz o tienen algunos dirigentes para enriquecerse con la venta de boletas para el mundial. Nos sentimos pequeños en el fútbol, así como ahora tratamos de tumbar, infructuosamente, al dictador que se apoderó de Venezuela con el padrinazgo” de los militares, que se están enriqueciendo con los recursos del vecino país. 

Brasil también, como Colombia, está sufriendo las consecuencias de un gobierno de derecha, que considera a Hitler y a Pinochet como los mayores dirigentes políticos del siglo 20. Esa moda pasará, como han pasado otras satrapías que han azotado al mundo. Entre tanto, debemos conseguir sicólogos que nos convenzan que no somos menos que Brasil: somos tan grandes como ellos. Y podemos ser campeones mundiales. 

Sábado, 8 de Febrero de 2020
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