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Nos preparamos o nos consumen

Si alguien hace treinta años hubiese dicho que algún día de Colombia llevaríamos gasolina de contrabando.

“11.917 despedidos en PDVSA” era el titular con el que abría en letra gigante la primera página del diario El Universal de Caracas, el miércoles 12 de febrero de 2003. El titular era sólo el abrebocas de lo que a la postre arrojaría una cifra superior a los 18 mil trabajadores despedidos por el tiránico gobierno del comodante Chávez.

Si alguien hace treinta años hubiese dicho que algún día de Colombia llevaríamos gasolina de contrabando a Venezuela, hubiera sido recluido de manera inmediata en el Hospital Mental Rudesindo Soto, por loco. Hoy eso no es ninguna locura, es una realidad que estamos viviendo y que si no tomamos cartas en el asunto, terminará afectando a todos los nortesantandereanos, pues se agotará la gasolina subsidiada y terminaremos perdiendo este beneficio en la zona de frontera.

La crisis política y económica en Venezuela es de tal magnitud, que siendo el país con el mayor número de reservas internacionales de petróleo por haber destruido su aparato productivo y en especial por la burocratización inepta de la empresa petrolera PDVSA, dejó de refinar, viéndose obligados a introducir gasolina de contrabando a precios exorbitantes, pues se dice que en San Cristóbal pagan 25 dólares por pimpina.

Si Norte de Santander aprovecha el tiempo que viene para la zona de frontera, debería iniciar el proceso de industrialización de Cúcuta y su Área Metropolitana, donde la primera línea de producción debe ser la industria alimentaria, pues lo que está viviéndose en Venezuela es un desabastecimiento por falta de producción local. La improductividad generada por la errada política de expropiación revolucionaria, se pretendía suplir con abastecimiento a través de los aliados como China o Rusia, pero no se logró.

Se aproxima inevitablemente la reapertura de la frontera y no hemos estamos preparados para asumir la gran demanda de bienes y servicios que se avecina. Los únicos que se han preparado son los almacenes de grandes superficies, quienes tienes cómo responder a la demanda, pero las pymes de la región, con contadas excepciones, no han mejorado sus modelos de producción para atender la futura demanda.

El desarrollo y crecimiento económico regional seria transformado, si realmente lográramos articular acciones entre sector productivo y gobierno, bajo un verdadero plan de consolidación en el que logremos la tan anhelada industrialización, y así cambiar el modelo netamente comercial de tantos años.

Lo cierto es que Venezuela debe ser un espejo de lo que políticamente no debemos hacer. Las malas decisiones del gobierno de los últimos años la han sumido en una crisis que pareciera no tener fin. Se perdió la seguridad jurídica, la confianza inversionista y literalmente se pulverizó el aparato productivo, sumiendo a la nación en una hambruna sin precedentes. Si no adecuamos nuestro modelo económico regional, podríamos vernos afectado por el coletazo del hambriento vecino que consumirá todo lo nuestro. La consigna es: Nos preparamos o nos consumen.

Sábado, 10 de Octubre de 2020
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