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También ha servido para conocer la calidad de las personas.

Aunque siete meses, desde que se decretó la cuarentena, es poco tiempo, es increíble la intensidad con que en este término se ha expandido el uso de la tecnología para actividades de la vida diaria en diferentes frentes. Una frase de cajón que se escucha mucho por estos días, relacionado con lo anterior, lo define todo: Llegó para quedarse. Además, entiendo que hay muchas formas de conectividad, pero el trofeo mayor se lo lleva el popular Zoom, producto de una empresa californiana que hace nueve años desarrolló este programa. 
  
Sin embargo, también ha servido para conocer la calidad de las personas, y desde este punto de vista son muchos los que se han consagrado ratificando el dominio de su actividad, profesión u oficio, pero también son muchos los íconos que se han derrumbado. En nuestro medio, aquí en la comarca, he visto con gusto cómo muchos amigos y desconocidos se desempeñan en línea con naturalidad y hablan con fluidez del tema propuesto.   
  
Ahora bien, recientemente seguí juicioso las audiencias contra un expresidente de la República relacionadas con el régimen procesal penal a aplicar una vez perdió su fuero de congresista y el destino de la medida de aseguramiento impuesta por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia. En pantalla estaban todos los intervinientes en la audiencia, como era de esperarse, entre ellos los defensores técnicos -principal y suplente- del exmandatario, y otros dos que actuaban como víctimas: un exfiscal general de la nación y su entonces vicefiscal. Al primero yo lo tenía como un penalista y docente destacado, desde la época cuando leí su libro El proceso penal, en dos tomos, escrito al alimón con un exprocurador, y al segundo, lo calificaba de mediano. Pero, escuchando juiciosamente sus intervenciones, definitivamente el asunto es al revés. El supuesto segundón, resultó ser el verdaderamente versado en su profesión, es decir, dictó cátedra con fundamento, sabía lo que decía. El primero, el exfiscal, luego de su participación floja en la audiencia, se dedicó a reírse de los argumentos de los defensores técnicos y hasta de la misma representante del Ministerio público. Es por ello que digo que la tecnología -o estas transmisiones- nos sirve para aprender de los que saben e ignorar a los que nada aportan.  
  
Esta herramienta digital también ha sido utilizada con buen provecho por otras entidades. Tal es el caso de la Academia Colombiana de Historia, que ahora transmite sus sesiones y podemos ver a los conferencistas y escuchar sus disertaciones; el doctor Luis Fernando Niño López, desde el Archivo General de la Nación, abrió el espacio para que desde la Academia de Historia participáramos en transmisión universal para celebrar el Día Nacional de los Archivos, y nosotros mismos, desde la Academia de Historia de Norte de Santander, transmitimos nuestras sesiones solemnes. Es provechosa la transmisión en línea y seguiremos en esa tónica buscando universalidad. Independientemente de su utilización para seminarios y diplomados vale la pena preguntarse concretamente, ¿esta tecnología es conveniente para recibir clases de formación en todos los niveles de la educación, por ejemplo?  

Martes, 20 de Octubre de 2020
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