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Otro liberalismo

El camino para los disidentes no es fácil. 

Grupo de dirigentes del que fuera el más poderoso partido político, el liberalismo, y en las últimas elecciones terminó en el tercer lugar de las preferencias, por debajo del uribismo y los verdes, acaban  de retirarse de la colectividad del trapo rojo, en protesta por las directrices del ex presidente César Gaviria, quien en mayo pasado se apresuró a adherir al ganador, Iván Duque, para garantizar así, según se dice, un ministerio para su delfín, el hijo mayor, Simón, a quien aspira a convertir en heredero de la colectividad que en otras épocas elegía presidentes de la república. 

El nuevo grupo liberal,que no ha tenido mayoracogida en los medios de comunicación, está dirigido por el exministro Juan Cristo, uno de los grandes responsables del fracaso del liberalismo en los pasadoscomicios, como que fuera el autor del inútil desperdicio de cuarenta mil millones de pesos para escoger al que iba a ser derrotado por el candidato de Alvaro Uribe, quién en últimas fue Iván Duque, un completo desconocido.

El grupo de disidentes, entre los que se encontraban antiguos funcionario que habían aprovechado su paso por la nómina inclusive paraenviar sus hijos al exterior, acusaron a Gaviria de estar conduciendo erróneamente al liberalismo y de haberlo llevado a la derrota. Que en verdad, fue responsabilidad de todos sus dirigentes, que no supieron interpretar el momento histórico que vivía el país, que era víctima de una ola derechista que inclusive había ganado en los Estados Unidos. 

Adicionalmente, el liberalismo había afrontado una serie de escándalos, bien explotados por los medios de comunicación, que ocasionaron repulsión entre el electorado, mientras Gaviria desaparecía del escenario y no ponía la cara para responder. El electorado descubrió que estaba solo y como no había ocurrido en otros momentos, optó por la solución de  derecha,  que no ganaba en Colombia desde las épocas de Laureano Gómez., cuyo nieto fue derrotado para el Senado.

El camino para los disidentes no es fácil. Por ahora, tendrán, en primer lugar, que organizar sus huestes para las elecciones que tendrán lugar el año próximo, para las cuales no podránotorgar avales. En segundo lugar, será muy difícil que les acepten sus propuestas porque ser disidente en Colombia es un pecado. Ni siquiera el ex presidenteAlfonso López pudo superar ese estigma, y en tercer lugar, no tienen como obtener financiación

Como si todos esos problemas fueran poco, el ex presidenteGaviriasigue siendo  el dueño de la personaríajurídica, lo que le permite recibirdineros del erario público y financiar sus actividades. A los disidentes solo le queda un camino: hacer rifas y conseguir los cuarenta mil millones que desperdiciaron. Harta falta que les van a hacer. 

Sábado, 22 de Septiembre de 2018
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