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Otro Plan de Desarrollo… igual al anterior

Podemos concluir que el plan de gobierno de este gobierno, como el de los anteriores es “necesito plata, necesito plata, necesito plata”.

La tecnocracia centralista, representada en el departamento nacional de planeación, hizó otro plan de desarrollo con más de lo mismo, que es en lo que se está convirtiendo en materia económica el gobierno Duque.Dos conceptos lo sustentan, un objetivo real es lo que busca y una metodología estándar la que aplica. El primer concepto es que el estado es la justificación de todo plan de desarrollo: no lo que sea mejor para el país y sus ciudadanos, sino lo que le convenga al estado, a su concepto estatista de “ayudar los pobres” para que sigan siendo pobres, y para sus “crecientes gastos”. El segundo concepto es, que la planeación se irriga del centro hacia las regiones, porque el centro es el que sabe, el que mejores prácticas tiene, y porque no, el que tiene a los más inteligentes. Es lo que los gringos llaman planeación “top-down”, responsable de muchos de los grandes problemas que hoy se tienen, y por eso la planeación ahora se define en las regiones y el centro sólo consolida y la hace coherente. Es la defensa anticonstitucional del centralismo más recalcitrante, árido y repelente. Estos dos conceptos esconden la razón real de la ley, que es la razón real de todas las leyes hoy en Colombia, buscar recursos para el estado: estados como el colombiano son pozos sin fondo de búsqueda de recursos económicos, para lo cual no importa el riesgo del desarrollo, y mucho menos la sostenibilidad.  Sólo basta ver cuánto produce hoy la ley del código de policía en multas a las empanadas. Son las mismas bases del plan de desarrollo de Santos. 


La metodología es con lenguaje técnico con palabras como transversalidad, estructuralidad, innovación, sostenibilidad, resiliencia, entre otras, y llena de anglicismos como spin-offs, startups, fin-tech, open banking, y otra cantidad impresionante. Está escrito en futuro (todo se hará, estudiará, planteará, coordinará, incentivará), y plantea una verdadera cascada de comisiones, tantas que debería crearse una supercomisión que trate de averiguar que irán a hacer tantísimas comisiones. “Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”, dijo Napoleón. Inicia con unas frases llenas de optimismo, al estilo de la visión chimba de muchas empresas, donde se busca ser país rico, el más equitativo, el más educado, el más innovador, el más tecnológico, el más científico; y los que leemos ese plan nos sentimos los más pendejos, pues para ser productivos se requiere dar un salto brutal en infraestructura, bajar en la misma medida el gasto público, quitarle a Fecode el control de la educación, y para ser sostenibles, hay que terminar el monopolio de Ecopetrol e iniciar a des-dieselizar el parque automotor, despolitizar la justicia y hacer verdadera planeación urbana, y no POT de cartilla para uso del suelo urbano como forma de chantaje de los alcaldes a los constructores, como mínimo. Pero como nada de eso es lo que se busca, pues la meta real es poner más impuestos, tasas, multas y sobretasas a todo, pues el verdadero objeto de este nuevo plan de desarrollo es “cuadrar cuentas”; es otro plan de desarrolloigualitico a los anteriores, que garantiza que sigamos en el subdesarrollo. Se nombran un número impresionante de entes públicos y no se elimina ninguno, ni siquiera ese esperpento de Planeación Nacional.

Es un ladrillo de 1660 páginas que se lee muy rápido, no por lo bien escrito, sino por la cantidad de buenos deseos y frases tecnocráticas sin ninguna aplicación, y la demora es buscar los micos de la nueva reforma tributaria en que se va a convertir esta ley. Esta además escrito por tecnócratas oficiales que creen que el desarrollo económico lo produce el estado, en sus bases conceptuales; el sector privado es invitado a “aprender”. Es patético.Con igual criterio, el estado nacional hace las cosas bien, y el local mal: por eso debe guiarlos.

Podemos concluir que el plan de gobierno de este gobierno, como el de los anteriores es “necesito plata, necesito plata, necesito plata”. Es más de lo mismo,lo que nos mantiene en la olla, como lo refleja el Índice Global de Competitividad del Talento, publicado en la página web del World Economics Forum, que ubica a Colombia en el puesto 65 del ranking total, y séptimo en América Latina. Y venimos cayendo. En el período 2014-2016 estábamos en el puesto 54, y ya para el período 2017-2019 bajamos al 56, estando hoy en un lacónico 65. En efectividad gubernamental ocupamos el puesto 67, en estabilidad política un vergonzoso puesto 107, en corrupción el 73, en desarrollo de clusters el 73, gasto en investigación y desarrollo un triste 79, en infraestructura, después de la revolución de la infraestructura de Santos estamos en el puesto 70, en utilización de la tecnología un 77, en política laboral el 80, en movilidad social el 103, que no es sorpresa en un país excluyente en lo social y lo económico, en mujeres graduadas el puesto 61, en brecha salarial entre géneros un buen puesto 31 (uno de los pocos buenos), en cuanto a sistema pensional el puesto 65, en protección social el puesto 81, en salud el 80, en productividad laboral el 69, en la relevancia de la educación para la economía un esperado 77, en cuanto a número de  investigadores el puesto 82, en disponibilidad de científicos e ingenieros un modesto 70, aunque si fuera por disponibilidad de abogados y economistas, seríamos los primeros; hay otros, pero creo que con esos basta.Ahora si entienden porque uno se siente ofendido cuando lee un ladrillo de esos, habiendo leído otros igualitos.

Viernes, 8 de Marzo de 2019
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