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Pactos y alianzas insospechadas
Es deprimente el espectáculo que vemos en otra formación política del afecto tradicional de muchos colombianos.
Lunes, 5 de Febrero de 2018

El 11 de marzo, además de las elecciones legislativas, se realizarán las consultas interpartidistas, como la innecesaria de Gustavo Petro (Colombia Humana) y el abogado cataquero Carlos Caicedo Omar (Fuerza Ciudadana), y digo innecesaria porque su resultado es previsible, a menos que se trate de un pacto para darle a esa candidatura un toque democrático y no se vea como imposición petrista; y la de Iván Duque Márquez, Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez Maldonado, en representación del Centro Democrático, Por una Colombia Honesta y Fuerte Marta Lucía y La Patria de Pie, respectivamente. 

Esta última coalición, denominada “Alianza para la reconstrucción de Colombia”, es liderada, principalmente, por los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana Arango, y se espera que cada uno acepte el veredicto de las urnas y cumpla lo pactado, porque es deprimente el espectáculo que vemos en otra formación política del afecto tradicional de muchos colombianos.

Cuando se habla de “Alianza para la reconstrucción de Colombia” hay que retomar el famoso grito de batalla de Gaitán, tan necesitado en estos tiempos: “Por la restauración moral de la República”. Sí, también hay que reconstruir el ordenamiento jurídico colombiano, destrozado como el que más en las dos administraciones santistas, que aceptó lo que le interesaba, ignoró lo inconveniente y reformó lo que le estorbaba. 

Hay que “reconstruir” la Constitución colombiana agregándole a su parte dogmática o filosófica no sólo derechos fundamentales sino también obligaciones fundamentales: de los hijos y los ciudadanos con los padres y el Estado, respectivamente; hay que purgar su parte orgánica que está pletórica de normas que deberían estar en la ley, error en el que también incurrió la Constituyente de 1991; y precisar otros aspectos, por decir algo, y cuyo solo comentario parece risible, que los dineros del Estado los recaude él mismo, porque no es eso lo que ocurre hoy en algunos casos. 

Necesitamos una Carta política moderna y estable, que garantice, entre otros, el libre y transparente ejercicio democrático, la existencia de medios de comunicación responsables, la libertad de expresión, la propiedad privada con función social de verdad y la libre empresa. Una carta de navegación que le arrebate banderas a los nuevos populistas.

En redes sociales he escuchado algunas declaraciones destempladas que en épocas pretéritas intercambiaron algunos miembros de esta coalición de centroderecha que tiene la misión de reconstruir a Colombia. Hay que entender que los momentos políticos tienen sus propias características y muchas veces son declaraciones de adversarios políticos y no de enemigos acérrimos. 

Cuando veo alianzas insospechadas siempre viene a mi mente el caso del peruano Víctor Raúl Haya de la Torre,  quien alguna vez tuvo que asilarse en la embajada de Colombia poco más de cinco años con ocasión del golpe de Estado de Manuel Odría. Poco después de terminar su asilo Haya de la Torre fue aliado político de su verdugo Manuel Odría, para que otro antiguo perseguidor suyo, el expresidente Manuel Prado Ugarteche lograra la reelección presidencial en 1956. A eso le llamaron La Convivencia, y sabemos que en política se pacta para alcanzar el poder o sobrevivir en el escenario político. 

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