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Política y la COVID-19

 No es el caso de Norte de Santander, donde gobernador y alcalde siguieron las directrices de preceptos superiores y los acoplaron para trabajar mancomunadamente.

En estos días de incertidumbre por la pandemia de la COVID-19 se ha dicho hasta la saciedad lo que debemos hacer para “derrotar al enemigo”, y en estos momentos de crisis sanitaria debemos estar unidos nacionalmente y rodear a quienes toman las decisiones legítimas, sin importar banderas políticas. Pero ha tenido resonancia que a nivel de administración pública han surgido rivalidades y falta de coordinación entre dignatarios de algunas entidades territoriales y el gobierno central. No es el caso de Norte de Santander, donde gobernador y alcalde siguieron las directrices de preceptos superiores y los acoplaron para trabajar mancomunadamente.

Esas rivalidades las trae a colación una periodista célebre contra la alcaldesa de Bogotá, en el sentido que quiere ser una rueda suelta en el engranaje de la administración pública nacional y desconocer la articulación que debe existir en la estructura del Estado para darle fortaleza al mismo y facilitar el cumplimiento de sus fines.

Desde otro punto de vista, y aprovechando el manejo que cada gobernante le dé a esta crisis pandémica, se advierte que, quienes tienen en mira las próximas elecciones presidenciales, también de su línea ideológica, critican a la alcaldesa capitalina, apuntándole al fracaso de su gestión, y ella, a su vez, hace otro tanto con el presidente de la República. Sencillamente, celos.

Bien dice un amigo que ningún gobernante actual -presidente, gobernadores y alcaldes- sabía que le tocaría bailar de esta manera, administrar una crisis sanitaria de estas dimensiones, pero ahora cada gobernante va a tener que demostrar su fibra, su capacidad y su liderazgo, y de pronto, de esta pandemia, surge una nueva clase dirigente.

En fin, en cuanto a los elegidos - gobernadores y alcaldes -, al principio de la crisis sanitaria no parecía que quisieran tratar de mitigar o solucionar un problema, sino en tener protagonismo ante los medios de comunicación, a como diera lugar, tomando medidas apresuradas. En muchas entidades territoriales da la impresión que la generosidad de la Asamblea Constituyente de 1991, al consagrar la teoría de la soberanía popular y la democracia participativa, creó reyezuelos intocables, y esta categoría única se ve tanto en servidores públicos ignaros como en los ilustrados.

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Una remembranza: El próximo sábado se cumple 115 años de la expedición de la Ley 17, de abril 11 de 1905, por parte de la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa de Colombia, sobre división territorial, donde se dispuso, en su artículo 2º, “El Departamento de Santander se compondrá de las Provincias de Cúcuta, García Rovira, Pamplona, Soto y Ocaña, más la parte de la Provincia del Sur del Departamento del Magdalena, que comprende los municipios de Río de Oro, González, Aguachica y La Gloria, separada del resto de la Provincia por la quebrada Colorada, cerca y al sur de Tamalameque, desde su nacimiento hasta su desembocadura en el río Magdalena. Parágrafo. La capital de este departamento será la ciudad de Bucaramanga”.

Martes, 7 de Abril de 2020
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