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¿Por qué no ir al concierto Venezuela Aid Live?
Hoy se presentan artistas que, convocados por el empresario británico Richard Branson, agitarán banderas en nombre de la “libertad” para el pueblo venezolano.
Jueves, 21 de Febrero de 2019

La primera vez que se hizo un concierto Aid Live (en español, “ayuda en vivo”) fue en 1985. Dos presentaciones simultáneas: una en Wembley, Londres; la otra, en el Estadio de Filadelfia. Se realizó para recaudar fondos en beneficio de Etiopía y Somalia. Más de un millón de etíopes habían muerto por desnutrición en esa fecha y, ese país, estaba inmerso en una guerra civil. Somalia, por su parte, ya se encontraba en la situación de fragilidad que hoy la sigue situando en una de las economías más pobres del mundo. 

Y sí. En ese momento, la recaudación fue un éxito. Además, la banda Queen, como lo vimos en la última película Bohemian Rhapsody, inmortalizó su éxito así como lo hizo el posicionamiento del Rock a nivel mundial. Sin embargo, una investigación de la British Broadcasting Corporation (BBC) puso al descubierto lo que se escondió detrás de este evento “solidario”, destinado supuestamente a paliar las hambrunas de África. Según la BBC, el concierto Live Aid recaudó 250 millones de dólares, y solo el 5 % llegó a las víctimas. 

La emoción nos embarga en este momento. Hoy se presentan artistas que, convocados por el empresario británico Richard Branson, agitarán banderas en nombre de la “libertad” para el pueblo venezolano. Sin embargo, es prudente recordar que esta iniciativa ha sido instrumentalizada para varios propósitos. 

El primero de ellos, para legitimar una intervención que aún nadie tiene claro cómo va a operar. Estados Unidos, como siempre, se vende como actor democrático en una causa que sólo lo atrae por razones económicas. Nunca una injerencia de este país ha traído beneficios y eso lo demuestran casos como el de Afganistán, Irak, Siria, Yemen, la ya nombrada Somalia, Libia, Nigeria… observemos la situación actual de estos países: guerras y  pobreza en nombre de esa “lucha por los valores democráticos”. 

El segundo, para que en el paraguas de esta “intervención humanitaria”, Colombia continúe prolongando su estrategia de ocultar todo lo que está ocurriendo en el país. Comprendo que el 54 % de los votos hayan elegido a Iván Duque, que este porcentaje valide su programa de gobierno, pero no por eso podemos jugar con fuego. Insisto: nadie tiene reales dimensiones de lo que implica una intervención extranjera como la de EE.UU. Y, permitimos que además de ese riesgo, olvidemos los problemas internos que hoy nos ubican como uno de los países que más vulneran los derechos humanos en el mundo, es inaceptable.

Gente cucuteña, tachirense, colombiana, venezolana... Las cosas no están bien y eso está claro. Sin embargo, asistir al concierto de hoy sólo legitima intereses que se conducen a causas muy poco nobles. Así como sucedió en el primer Aid Live, las emociones nos gobiernan pero nada cambiará para bien por este medio. Si no lo creen, revisen el caso de Etiopía y Somalia. Hoy jugamos con memes de soldados extranjeros, pero reitero: no tenemos dimensión de lo que implica una intervención de EE.UU. en este conflicto.

Es gratis, sí. Alzarán banderas en nombre de la democracia, también. Jugarán con las emociones de la gente, de ustedes, obvio. La música se venderá como esa bandera que “libera”, no tengan dudas. Pero no. Este no es el camino. Nadie sabe en el fondo lo que se busca con este espectáculo. Si estoy equivocado, ¿cómo se están recogiendo los fondos si la ayuda es “en vivo”? ¿De qué manera serán distribuidas las supuestas contribuciones? ¿Por qué organizaciones como el Comité Internacional de la Cruz Roja y muchas otras, se han sumado a no ser parte de esta “ayuda humanitaria”?

Mi grito no es de izquierda. De hecho, no creo que en Venezuela hoy exista una izquierda; para mí, lo único que habita allí es un capitalismo selectivo. Mi grito es humanitario, porque sé que la fuerza del poder ciudadano (y no el “cerco humanitario” que nos han vendido) será la que pueda devolverle a Venezuela, lo que ese pueblo quiera y necesite para Venezuela. Una intervención extranjera, jamás… Nosotros hemos lidiado con nosotros mismos durante años. Con otros, no. Y como dicen, mejor malo conocido que “bueno” por conocer.

No vayamos al concierto. No regalemos nuestra presencia a una causa de la cual desconocemos su objetivo y su final.

 

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