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Por un cambio de mentalidad tributaria
Una reforma tributaria no debería utilizarse simplemente para cubrir un déficit fiscal.
Lunes, 3 de Diciembre de 2018

Es claro que una reforma tributaria nunca será una medida popular. La verdad es que a nadie le gusta pagar impuestos y que la única razón por la que un colombiano los paga, es porque son obligatorios. 

Cuando el Ministro de Hacienda le presentó al Congreso su proyecto de ley de financiamiento, lo hizo pidiendo un cambio de mentalidad fiscal en el país. Aunque sonó muy bien el mensaje del ministro, ahora que leí el texto de la ponencia para primer debate me da la sensación que el cambio de mentalidad debe empezar desde el Gobierno mismo.

Una reforma tributaria no debería utilizarse simplemente para cubrir un déficit fiscal. Es como si uno empezara a hacer la declaración de renta desde el final (el impuesto a cargo) y luego sí acomodara las cifras para que le dieran el resultado que uno está buscando.

Es precisamente esa mentalidad la que debe cambiarse. De lo contrario, si se sigue haciendo lo que vemos ahora, la gente ya no va a poder pagar más y se puede afectar el crecimiento económico.

La sensación que me dio después de revisar el texto de la ponencia, fue que, si uno es una persona honesta y cumplidora de sus obligaciones fiscales, a partir del 01 de enero va a pagar más. Es decir, las cargas tributarias en lugar de distribuirse entre todos, siempre van a recaer sobre las mismas personas. En otras palabras, aquellos que cumplimos a cabalidad nuestras obligaciones tributarias somos los que terminamos siempre crucificados. 

Es común escuchar en la calle que sólo los ricos deberían pagar impuestos. Una forma sencilla de ganar adeptos. Sin embargo, yo me pregunto, ¿a partir de cuando uno es rico? Este es un concepto bastante subjetivo. También pregunto, ¿es justo que sólo unos cuantos que supuestamente son ricos para alguien paguen por todos? Yo creo que no.

Cuando el artículo 95 de la Constitución dice que todos los colombianos deben “contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de conceptos de justicia y equidad”, se refiere a todos y no tan solo a unos pocos.

Por esto, antes de elevar impuestos (o de crearlos), debería pensarse en buscar obtener el recaudo de aquellos que hoy en día se escabullen pagando menos de lo que deberían pagar o simplemente no pagan. Es como si en un restaurante a uno le cobraran la cuenta de la mesa de al lado simplemente porque las personas que la ocupaban se fueron del restaurante sin pagar. 

Por eso creo que no es positivo que figuras como la del impuesto al patrimonio se vuelvan a establecer (lo cual demuestra que no hay nada más permanente que un “impuesto temporal”) o que se aumente el actual impuesto a los dividendos como propone la ponencia. Igualmente, me parece inadecuado que se grave el componente inflacionario de los rendimientos financieros, pues ese componente lo único que hace es reconocer el impacto de la inflación; es decir, no es un enriquecimiento real. 

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