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Posesiones y fiestas
Muy temprano arrancará a sonar el estado fallido bolivariano este año.
Viernes, 4 de Enero de 2019

Cada enero empieza en el país lleno de fiestas, incluyendo las de Cali y Manizales, aunque en muchos pueblos es usual esta costumbre. Los que viajamos por carretera hemos sido testigos de las demoras causadas por las fiestas sobre las vías nacionales en pueblos que estas atraviesan. Pero, en fin, mientras no haya variantes viales, que finalmente se convierten en nuevos pueblos, seguiremos así. Al menos los del pueblo se divierten.

Pero también es temporada de posesiones presidenciales a nivel internacional; 2018 termino con la posesión de López Obrador en México, y aún recordamos con preocupación la foto de este con Nicolás Maduro, por lo que pueda significar. El primer día de 2019 asistimos a la posesión del presidente de Brasil Jair Bolsonaro quien se destacó con un discurso anti socialista, tildado por muchos como de extrema derecha, cuando no de fascista, palabra que la mayoría no conoce, incluyendo a Nicolás Maduro. Y aunque no nos gustan sus posiciones xenófobas u homofóbicas, si es interesante cuando habla de la permeabilización por seguidores de la economía centralizada en muchas áreas del estado incluyendo justicia y educación, como en Colombia. Pues una cosa interesante es, que, guardadas las debidas proporciones, Colombia es un país con similares comportamientos macro. Da que pensar que gran parte de su gabinete sean militares, el origen del capitán en retiro Bolsonaro, pues han probado ser ineficientes en interpretar la realidad y plantear soluciones efectivas a los problemas nacionales, y se distinguen más bien por su unidad de cuerpo. A esa señal habrá que hacerle seguimiento. No invitó a la posesión a los dirigentes de Cuba-Venezuela, y los coloco así porque son una sola unidad, por no ser presidentes de regímenes democráticos. De acuerdo. Es hora que dejemos de avergonzarnos porque queramos aislar a los anti demócratas. No más hipocresía progresista. Y levantó otra vez la voz contra una Venezuela fallida. 

El grupo de Lima no reconocerá, como no ha reconocido, la espuria elección que renovó a Maduro en la dirección de la dictadura. Y a propósito, éste se posesionará el 10 de enero, presumo yo con una delegación de lo más graneado de las autocracias mundiales, que incluirá a Rusia e Irán, teniendo como jefes de protocolo a los cubanos, con la asistencia de Evo Morales y Daniel Ortega como representantes del subcontinente, así como todas las islitas caribeñas.  La gran incógnita es si López Obrador irá  a la posesión; sería una jugada dura en un momento duro. Veremos. Podría mandar una delegación presidida por un alto cargo, y quedaría en tablas.

Muy temprano arrancará a sonar el estado fallido bolivariano este año. Y ante la radicalización que viene, es un buen momento para exigirle al gobierno nacional la debida atención para la principal ciudad de frontera, que en el gobierno del Nobel y nuevo mejor amigo de Maduro fue tratada como “campo de paz”. No solamente se debe exigir un fortalecimiento real de la seguridad e inteligencia, sino proyectos de desarrollo inaplazables como incluir el gasoducto Sistema Nacional de Transporte (SNT) de gas natural a Cúcuta en el documento de expansión del sistema que debe sacar la UPME-Ministerio de Minas y Energía, y la carretera marginal del Catatumbo en el marco legal de proyecto de seguridad nacional, como obras prioritarias e inaplazables que no se metan en la licuadora del Plan Nacional de Desarrollo y queden en manos de burocracias centralistas expertas en modelitos matemáticos sesgados que “prueban” la “no necesidad” de estas obras. Es momento de exigirle al gobierno nacional definiciones políticas serias y claras. No más estudios, ni diagnósticos, ni análisis, ni modelitos: definiciones. 

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