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Precisiones
En fin, no olvidemos esta frase de cajón: si al presidente de la República, sea quien sea, le va bien, al país le va bien.
Lunes, 19 de Agosto de 2019

1. Hace exactamente un mes que se posesionó la nueva mesa directiva del Senado de la República, concretamente esa, y en los medios aún se sigue trayendo a colación la frase del senador Ernesto Macías Tovar en el sentido de hacerle una jugadita a la oposición para negarle el derecho a réplica. Tengo entendido que la Procuraduría General de la Nación le abrió investigación disciplinaria al senador Macías por la presunta comisión de una falta, y eso es sano porque aclara el incidente.

Además, como anotación al margen, es bueno reseñar que para que haya efectividad del derecho de réplica debe ejercerse inmediatamente termina el discurso u oración que se va a replicar y debe tener concordancia con lo que se acaba de escuchar.  Sin embargo, si hacemos memoria, el arquitecto y senador Jorge Enrique Robledo Castillo, cuando se le dio el uso de la palabra, traía el discurso de réplica preparado, lo que indica que dijera lo que dijera el presidente de la República, Iván Duque Márquez, Robledo le respondería con un catálogo preparado la noche anterior en el sosiego de su oficina hogareña o por sus asesores. 

Es necesario recordar que el 20 de julio de 2018, cuando se estrenó el Estatuto de la oposición que consagraba el derecho de réplica, se le negó rotundamente el derecho de réplica a los partidos de oposición, que en ese momento representaba mayoritariamente el Centro Democrático, que, nos guste o no, sus curules las había ganado en franca lid y en la arena política, no por asignación caprichosa. Nadie prestó atención, ni siquiera la Procuraduría General de la Nación que en estos casos debe velar por el cumplimiento del orden jurídico, en general, y del derecho a la igualdad, en particular.

2. Otro caso, y ya en lo mediático, se dio la semana pasada, cuando el expresidente Álvaro Uribe Vélez, en el furor de unas declaraciones radiales, supuestamente manifestó que él era presidente y senador, y no expresidente y senador. Para nadie es un secreto que en Colombia muchas veces, al hablar, llamamos a los expresidentes de la República como “presidente”, porque es costumbre inveterada. Claro, desde la oposición se ha explotado con efectividad, y ello es válido cuando se trata de “hacer invivible la República”, porque es el momento de denigrar de quien está en el ejercicio del poder. No se deja de ser obispo por retiro o renuncia, se deja de estar en ejercicio, pero el título sigue; ni se deja de ser académico porque medie una expulsión, así sea con motivación falaz.

En fin, no olvidemos esta frase de cajón: si al presidente de la República, sea quien sea, le va bien, al país le va bien.

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