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¡Qué bueno fuera!

Todos queremos, ingeniero Yáñez, que su administración salga adelante en el marco de sus competencias.  

Con el gobierno municipal que llegó, las gentes de Cúcuta  alimentan  muchas esperanzas, no hay quien no  exprese su satisfacción con la elección del ingeniero Jairo Yáñez. No voté por él, pero son inocultables las razones que llevaron a más de 100.000 cucuteños a darle su voto,  sin duda  un acto de rebeldía para derrotar a los de siempre. 

El abuso de poder de las últimas administraciones, los actos de corrupción y el despilfarro de los recursos públicos sacudieron el sentir ciudadano. Alcaldes que llegaron con una estrategia de gobierno muy personal, abusadora, excluyente, duchos en fingir lo que no sienten y hacerse pasar por lo que no son, para sacar provecho de ello y empoderar a la familia y sus amigos. Por esto la gente se cansó por dentro y silenciosa se convirtió en la cauda que llevo al ingeniero Yáñez a ser alcalde. 

Patrocinio Ararat, uno de los impulsores de su candidatura, rotuló el hecho como  “El día que ganó Cúcuta”; como decía Nicolás Colmenares prestante empresario de mediados del siglo pasado “qué bueno fuera”, debemos ser optimistas y pensar con el deseo, el ingeniero Yáñez no la tiene fácil; ganó el protagonista de esta nueva historia, pero la obra  tiene un componente que perturba, los  concejales que hacen parte del libreto, sujetos irremediablemente a la consueta, quienes  les  indicarán el acto a seguir en cada escena; el Concejo puede ser su más difícil escollo, un fardo de compromisos con quienes les otorgaron el aval y los ayudaron a elegir, no les dará mucho margen para una oposición constructiva.

Aquí sucedió como en el juego de ajedrez, se ganó un movimiento, pero no la partida, por ello, debe la administración de consuno convocar a todas las fuerzas vivas de la región, en busca de lograr su respaldo para los actos que demuestren transparencia en el manejo de lo público y el ciudadano recobre la confianza en sus administradores.

La clase política desgastada, que se apuntala en el voto de la maquinaria, está mal acostumbrada, al no obtener dominio en el ayuntamiento como era usual, el despegue de la nueva administración será de muchos nubarrones y tormentas.

La intención de estos grupos por obtener el manejo de las dos áreas del poder  fracasó, perdieron la Alcaldía pero se quedaron con el palacio de la Cúpula Chata, como la llamaba mi padre, lo que seguro afectó sus cálculos, se merma el ejercicio de sus injerencias a través de sus agentes, que les permitía, intervenir a la sombra en  contratos, disposición de empleos, aprobación de concesiones y prebendas de diferentes tipos, por eso el interés  de apropiarse del manejo de alcaldías y gobernaciones, mas ahora, cuando se agotó la mermelada santista y hay que buscar otras fuentes de suministro.

Todos queremos,  ingeniero Yáñez, que su administración salga adelante en el marco de sus competencias, al final, es usted y sus inmediatos colaboradores, los únicos responsables del reconocimiento o el rechazo. 

Parodiando a Gardel, “cuatro años no son nada” deje la escoba, la limpieza material es tarea de otros y colóquese  al frente de tan dispendiosa labor, de seguro navegará en medio del desgreño y el desorden administrativo que se nutre del silencio cómplice de los operadores de  justicia.  

Los grupos políticos se exigirán al máximo porque están en juego sus intereses, el camino en sentido figurado es un campo minado en el que los opositores alentarán el fracaso.

El momento  amerita  de prudencia, sentido común, imaginación y audacia. A estos grupos lo que menos les preocupa es Cúcuta. Quieren el poder  y ya de seguro tienen como propósito en cuatro años volver a intentarlo. 

Jueves, 16 de Enero de 2020
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