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¿Qué es un muro?

Cuando se trata de países, se queda extremadamente corta; es otras palabras, es más compleja.

La definición más sencilla es la que nos da la RAE, “Obra de albañilería vertical, que cierra o limita un espacio. Placa de cualquier material con que se divide o cierra un espacio.” Cuando hacemos referencia a la división física que hay entre nuestra casa y la del vecino, esta definición basta y sobra. Pero esta definición, cuando se trata de países, se queda extremadamente corta; es otras palabras, es más compleja.

Un muro construido entre dos naciones, es también una obra ejecutada por albañiles, pero encomendada u ordenada por un presidente o un rey que sufre de severos trastornos posesivos, cree que el territorio que le permitieron administrar por un tiempo es suyo y con el que puede hacer lo que se le antoje. 

Un muro entre dos países, es una barrera artificial levantada por unos pocos para separar a muchos; por ejemplo, con el muro de Berlín que construyó el gobierno de la Alemania supuestamente democrática familias forzosamente fueron desmembradas, esposas de un lado y esposos del otro, padres de un lado e hijos del otro; también sirvió para perder seres queridos para siempre, pues muchos de los que trataron de reencontrarse con sus  familiares murieron en el intento. 

Un muro levantado en la frontera entre dos naciones es algo que empobrece y margina sociedades; como está sucediendo con la población palestina residente en Cisjordania por culpa del muro construido por Israel; los palestinos deben tramitar, y esperar de correr con suerte que se los aprueben, permisos especiales para poder ir a su lugar de trabajo, al hospital o al colegio porque quedaron del otro lado de la Barrera israelí de Cisjordania, llamada así por los israelíes, y Nuevo muro de la vergüenza, por los palestinos. 

Aunque hay muros que no han servido para absolutamente nada bueno, como el muro de Adriano o el de Berlín, hay otros que sí han tenido algunas consecuencias positivas, como la Gran muralla china o la Barrera israelí: la primera los salvó del aplastante paso del Imperio mongol y la segunda ha disminuido los cruentos ataques terroristas de provenientes del lado árabe. 

Todo parece indicar que en el mundo pronto habrá un muro más: el que separe la frontera de México con Estados Unidos, que mide casi tres mil doscientos kilómetros. El misógino, xenófobo y hasta evasor de impuestos que ganó la presidencia de los Estados Unidos (me decepcionan profundamente los más de sesenta millones de personas que votaron por él y el sistema electoral de ese país), hace poco, ya como presidente electo, ha ratificado lo que prometió en campaña, la construcción de dicho muro. Los argumentos de él son que por esa frontera solo pasan delincuentes, ladrones, asesinos y traficantes de drogas; es solo es una pequeña parte de lo que es la realidad, pues el señor Trump olvida que por esa frontera también han pasado millones y millones de latinoamericanos que han ayudado, con su fuerza laboral y mano de obra barata, a construir el sueño americano.  

En resumen, un muro construido entre dos países es una de las más altas, y tristes, señales de que todavía está muy lejos el día en que todos las naciones del mundo vivan en paz, armonía, y sobre todo, respetando las diferencias. En vez de andar pensando en levantar muros que nos separen, ojala nuestros dirigentes, más bien, pensaran en cómo tender puentes que nos acerquen.

Domingo, 4 de Diciembre de 2016
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