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¡Qué vaina con la Justicia!

Y como en la canción de los Teipus: la vida siguió igual.

Inverosímil, pero la Revista Semana el 12 de marzo de 1991, casi cuatro meses antes que Jacobo Pérez, secretario General de la Constituyente, la firmara el 7 de julio del mismo año y luego de la pomposa promulgación tres días antes, produjo la edición que en la Carátula en grandes rasgos tituló CORRUPCIÓN ilustrada con la cabeza de una víbora  y en pequeños agregó “Definitivamente Colombia es un país de cacos: el año pasado le robaron al Estado 100 mil millones de pesos”.

En el año 2000, la misma Revista el 13 de marzo del 2000  gobierno de Pastrana, con el mismo título CORRUPCIÓN en la edición 928, agregó “El robo al Estado va más allá de los 7.2 billones de pesos que perdió la Banca Pública. En plata blanca ello significó que 25 millones de cuentahabientes colombianos, contribuimos cada uno con 280.000 pesitos como decía el inolvidable “Pacheco”, para pagar por una década de corrupción Gavirosamperista de la Caja Agraria, el Banco del Estado, BCH, Bancafé, Concasa y la Previsora.  Se adelantaron 1.200 procesos disciplinarios, juicios fiscales, con congresistas exministros, altos funcionarios involucrados y no hubo condenados ni de la banca, ni de la política. Solo quedó el 2X1000.  

El 7 de marzo de 2011, la Revista Semana produjo una nueva edición que tituló CORRUPCION: “Se están robando el país”. En rasgos pequeños agregó: “Hoy es casi imposible ganar un contrato con el Estado en forma honesta. Los carruseles de contratistas se tomaron a Colombia.  Fue la época de los niños Moreno Rojas, los primos más queridos del mundo, los chicos Nulle y sus 160 contratos, y los Julio Gómez y Emilio Tapia, los altos funcionarias que son elementos esenciales del tumbe, como Miguel Ángel Morales Russi y el infaltable idiota útil, Francisco Rojas Birry.

Y como en la versión de la canción de los Teipus: la vida siguió igual. Porque el 4 de septiembre de 2013 la revista Semana, volvió a titular en grandes rasgos: CORRUPCIÓN EN LA JUSTICIA, 22 años después de la firma de Jacobo Pérez el secretario General de la Constituyente y agregó en rasgos más pequeños: “Los últimos escándalos demuestran que es inaplazable una reforma en el poder judicial”. La motivación de la escandola, eran unas briznas indelicadas en el Consejo Superior de la Judicatura, soplos suaves comparados con los huracanes de hoy de la Corte Suprema, sala penal. Henry Villarraga tramaba con un coronel detenido sobre los 12 falsos positivos, solo para resolver si al uniformado lo juzgaría la militar o la ordinaria. Solo por cuatrocientos millones de pesitos como decía “Pacheco”.

El 29 de enero de 2017, la revista Semana volvió a titular: CORUPCIÓN: Nos comió la Serpiente, e ilustra la carátula con una víbora agresiva, “toriada”, como decimos en Lourdes, enrollada en el mapa de Colombia. Dice dentro: el país era uno de los menos corruptos del continente, ¿Qué pasó?

Pues que se dañó la sal en la Sala Penal, pero hay una esperanza, parece que en las demás salas sigue intacta, incorruptible. Y sigue incorruptible en el Honorable Consejo de Estado, y la Corte Constitucional ya está saneada, solo quedan por ahí jueces y magistrados y fiscales  de menor categoría infectos, que Dios que es colombiano, está probado, y el pueblo sanearán poco a poco. 

Jueves, 7 de Septiembre de 2017
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