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¡Quién lo creyera!
Si la Academia de Historia no lleva el nombre de nuestro ilustre paisano es porque a estas corporaciones no se les bautiza.
Lunes, 17 de Septiembre de 2018

Se tiene noticia que, en los días del mes de mayo de 1971, cuando se celebró en la Casa natal del general Santander, en Villa del Rosario, el sesquicentenario del Congreso de Cúcuta o Congreso de 1821, y siendo ministro de Obras Públicas Argelino Durán Quintero, se institucionalizó, por orden del señor Ministro, que la Academia de Historia de Norte de Santander -AHNS- tendría desde ese momento, en el citado inmueble, un Salón como sede alterna. Así se ha cumplido hasta la fecha.
  
Si bien es cierto que desde entonces existe una resolución del antiguo Ministerio de Obras Públicas, hoy Ministerio del Transporte, donde se materializa la voluntad gubernamental y se entrega a la AHNS dicho Salón, parece que esto mismo hay que consagrarlo en ley de la República para eludir decisiones autocráticas, como sí lo lograron los ocañeros al celebrar el sesquicentenario de la Convención de Ocaña, con el exsenador Lucio Pabón Núñez, porque lograron incluir en la ley 10 de 1977 un artículo que le asignaba a la Academia de Historia de Ocaña una sede permanente en el Complejo Histórico de San Francisco, donde se celebró el magno evento. 
 
No obstante lo anterior, la Academia de Historia de Norte de Santander sí está vinculada legalmente con la Casa Natal del General Santander, porque la ley 164 de 1959, artículo 3, ordena que el Gobierno Nacional y la Academia “procederán a la formación de un Museo con las reliquias del prócer neogranadino, o también relativas a la guerra de Independencia”. 
 
Además de lo anterior, la AHNS es la que se ha ocupado de estudiar la vida del jurista-general Francisco de Paula Santander, y producto de esas investigaciones son varios títulos y artículos publicados por sus miembros, como Rodolfo Carrillo Ramírez, el capitán Jesús Alberto Rojas Contreras, Leonardo Molina Lemus, José Cuadros Suarez  y muchos otros que sería prolijo enumerar. 
 
Si la Academia de Historia no lleva el nombre de nuestro ilustre paisano es porque a estas corporaciones no se les bautiza, como sí ocurre con las Casas de cultura, pero entre sus tareas está la de investigar y promover el conocimiento de los aportes del general Santander a la causa de la Independencia. 
 
Entonces, nadie osaría preguntar qué hace la Academia en la Casa natal del general Santander, ni nadie se atrevería a negar el vínculo estrecho e institucional entre dicho inmueble Casa-Museo y la Academia de Historia de Norte de Santander. Nadie. Pues como les parece, amables lectores, que desde la cómoda burocracia sí existen personas muy queridas que están haciendo gestiones ante el Ministerio de Cultura para que la AHNS sea expulsada inmisericordemente de su sede en la Casa-Museo, en Villa del Rosario. 
 
En manos de los activos directivos actuales de la Academia de Historia de Norte de Santander, Corpatrimonio, la Gobernación y la sociedad civil está que este lanzamiento por supuesta “ocupación de hecho” no se consume y que algunas decisiones necesarias de la Casa-Museo no riñan con la representación y prestigio que aporta un ente oficial como la Academia de Historia. 

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