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¿Quo vadis Francisco?

Nos enseñaron que la mentira es pecado

¿Cuál es, realmente, el propósito de la extraña presencia del pontífice Romano en Colombia desde el 6 al 11 de septiembre? Todo indica que la inspira el espíritu Santos. Las  pruebas están a la vista: 1) el 23 de agosto de 2016 el sumo pontífice dio declaraciones alentando a los colombianos para que votaran por el Sí en el plebiscito, y halagó de esta forma: “Yo prometo – dijo  en una rueda de prensa – que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito y el reconocimiento internacional, estaré en Colombia para enseñar la paz”; 2) la Conferencia Episcopal Colombiana, siguiendo la exhortación del vicario de Cristo, mandó que en  todos los púlpitos se predicara a favor del Sí;  3) el 16 de diciembre de 2016 el presidente Juan Manuel Santos, con toda su familia, visitó al papa en el Vaticano; dos meses antes había ocurrido el plebiscito, con la derrota del Sí, de modo que los pactos habaneros no habían sido blindados por el pueblo; imposible que el santo padre no lo supiera; 4) el 12 de mayo de 2017,  el mandatario voló a Portugal en pos de una entrevista con su santidad; de allá trajo la confirmación de que vendría a Colombia, a darle el espaldarazo a la paz; 5) y  la prueba final y contundente:  en estos días el vicepresidente exgeneral Oscar Naranjo lo confesó abiertamente a todos los medios de comunicación: el papa Francisco  viene a apoyar los pactos del Gobierno con las Farc.

Es verdad que mucha gente está alborozada pero otra mucha no lo está. En las redes sociales abundan los mensajes en contra por los altos costos de la visita. Centenares se oponen por ver la clara intención ideológica a favor de las Farc. Otros miles, católicos firmes, seguidores del doctor José Galat Noumer, presidente del canal Teleamiga y director-propietario de la universidad La Gran Colombia, rechazan la visita, porque no reconocen a Francisco como papa. Aducen  documentos y declaraciones para sustentar su tesis de que una mafia de purpurados obligó a Benedicto XVI a renunciar para imponer al argentino Jorge Mario Bergoglio. Al pobre doctor Galat lo tiene en salsa la Conferencia Episcopal Colombiana para excomulgarlo. Es la piedra en el zapato y el que les está aguando la fiesta. No solo en Teleamiga sino en Facebook – que a mí me conste – a Francisco lo llaman antipapa, el Anticristo, pro musulmanes radicales, prosemitas, pro matrimonio gay, proluteranos – que incluso le va a erigir una estatua a Lutero 
en el Vaticano -, proambientalistas, profeministas, pro dictadores comunistas, pro y pro y pro de cuantos movimientos antagónicos  tradicionalmente de la Iglesia católica existen. 

Cada quien enarbola el lema que le parece y que le sirve de escudo para todo. El presidente Santos escogió el de la paz. Muchos países que desprecian la democracia se tildan democráticos. Al papa Francisco le dio la ventolera de la misericordia, con la que dice y hace cosas que dejan a unos encantados y a otros muertos de la furia. 

Nos enseñaron que la mentira es pecado. Entonces, el papa Francisco no puede venir a bendecir un tinglado de mentiras urdido desde La Habana. 

El pueblo colombiano acepta que venga a propiciar la unión alrededor de la verdad y la justicia y la misericordia para todos, especialmente para las víctimas, y no admite que venga a profundizar la división política que nos agobia, ni a exaltar la paz con impunidad, ni a otorgarle misericordia solamente a los victimarios. 


orlandoclavijotorrado@yahoo.es

Viernes, 1 de Septiembre de 2017
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