La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
¿Reformas para qué?
No se puede permitir que ese mal siga invadiendo el país con efectos tan devastadores.
Sábado, 15 de Junio de 2019

Colombia necesita, sin duda, reformas prioritarias, a fin de solucionar problemas crónicos. El fortalecimiento de la democracia debe estar en la agenda pública con suficiente claridad de lo que se requiere. A la justicia hay que liberarla de las presiones de quienes buscan impunidad o beneficios tramposos. La erradicación de la corrupción no da más espera. No se puede permitir que ese mal siga invadiendo el país con efectos tan devastadores. También hay que desmontar todos los factores que generan violencia, pobreza, desigualdad y exclusión. La división clasista de la sociedad es otra fuente de perturbación por los abusos a que da lugar. La política tiene que asumirse en función del interés colectivo y no como instrumento de dominación de unos pocos para su beneficio particular y en detrimento de los derechos colectivos.

La respuesta a la pregunta “¿El poder para qué?” formulada por el dirigente liberal Darío Echandía en los comienzos de los años 50 del siglo XX cuando el país estaba entrando en esa escalada de la violencia partidista que dejó tantas víctimas, debe concretar la responsabilidad que le cabe a quienes tienen el manejo del Estado.

En Colombia hay mucho por hacer y por lo mismo se necesitan correctivos de fondo que cierren las brechas de la intolerancia, la discriminación, el desplazamiento y la mentira. Es crear condiciones que garanticen la igualdad de oportunidades, así como el mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, del conocimiento y el talento.

La falta de reconocimiento y de estímulos a quienes pueden contribuir a que el país avance en su desarrollo cultural ha provocado atrasos que cada día pesan más y recortan posibilidades en el emprendimiento creador.

La norma de la Constitución que define a Colombia como un Estado social de derecho requiere aplicación efectiva. Y esto debe llevar a cambios consecuentes con tal finalidad, para lo cual deben promoverse reformas que ya debieran estar en curso destinadas a consolidar un modelo adecuado que le de validez a lo que ya está escrito.

Sin embargo, no se trata de reformas caprichosas, que en vez de aportar avances pueden inducir al retroceso. Los cambios hay que ponerlos en la perspectiva de mejorar y no de repetir aquello que ha sido negativo, como lo demuestran muchas de las políticas de visión retardataria.

La iniciativa de desmontar lo conseguido mediante el acuerdo de paz con las Farc es como querer regresar al país a la vertiente de un conflicto armado, superado en un alto porcentaje, que debiera llevar a completar la tarea de la desmovilización de combatientes todavía en armas.

Las reformas con orientación revanchista no le sirven a Colombia. Hay que superar odios y salir de la mezquindad que no permite tener una comprensión histórica de la realidad. Atrás debe quedar todo impulso belicista y hacer el camino de la reconciliación con la garantía de no repetición de las atrocidades que tantas víctimas dejaron a todas las partes involucradas en el conflicto armado y a los que nada tenían que ver con la confrontación.

Puntada

Hay congresistas con mucho rabo de paja. Pero parece que su arrogancia pendenciera no les permitiera sentirlo. La verdad es que no se lo pueden quitar y en cualquier momento se enredan.

ciceronflorezm@gmail.com

Temas del Día