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Esas facultades de derecho junto con las de Comunicación social-periodismo son las llamadas a difundir en la comarca las humanidades. 

Concretamente me refiero a los estudiantes de derecho y tengo entendido que Cúcuta tiene cuatro facultades: Libre, Simón Bolívar, UDES y UFPS.

Esas facultades de derecho junto con las de Comunicación social-periodismo son las llamadas a difundir en la comarca las humanidades, las mismas que muchas personas consideran inútiles en esta época donde, dicen ellos, se impone otro tipo de conocimientos que impulsen el desarrollo del país, como si fueran como el agua y el aceite. Ningún ejemplo tan elocuente para desbaratar ese argumento como el del prologuista del libro Escritos monetarios, de John Locke, cuando manifiesta que en esos Escritos “la fuerza de la argumentación radica en la fundamentación económica”.

En el caso de la carrera de derecho esa área de humanidades la integran los rudimentos que recibe el estudiante en materias afines al derecho. Son áreas que si el estudiante es juicioso y las cultiva debidamente le abre un mundo de posibilidades profesionales diferentes o complementarias al derecho. Ejemplo de ello son muchos estudiantes javerianos, como el expresidente Ernesto Samper Pizano y los exministros Juan Camilo Restrepo y Gustavo Dájer Chadid, entre otros, quienes estudiaron derecho y profesionalmente se desempeñaron como economistas.

Otro ejemplo que me llama la atención es el de Alberto Casas Santamaría, a quien alguna vez le escuché que estudió derecho porque el área humanística de la carrera le servía en su profesión de periodista.

En mi época de estudiante de derecho, en plena vigencia de la Constitución de 1886, la de Caro, se estaba pendiente de las leyes que aprobaba el Congreso de la República, hoy se está pendiente de la jurisprudencia que emana de las altas Cortes, principalmente de la Corte Constitucional, por aquello de la constitucionalización del derecho. En su libro de Derecho penal general el inmolado magistrado Alfonso Reyes Echandía escribió que “la jurisprudencia es el derecho vivo”. 

Ahora bien, hay tratadistas de derecho que pasan de moda así sus textos estén actualizados, y otros, se mantienen vigentes y son muy consultados. En el primer caso, por ejemplo, está Álvaro Pérez Vives con su Teoría general de las obligaciones y Luis Carlos Pérez con su Tratado de derecho penal. En el segundo caso yo me atrevería a mencionar a Marco Gerardo Monroy Cabra con su Introducción al derecho; Arturo Valencia Zea, con su colección de derecho civil, y al samario José Alejandro Bonivento Fernández, con su libro Los principales contratos civiles y comerciales.

Una anécdota: durante los primeros cuarenta años del siglo XX el derecho civil se estudiaba en Colombia con la colección de nueve tomos de Fernando Vélez, y en 1945, cuando Arturo Valencia Zea publicó el primer tomo de su colección, un joven abogado tropezó con Valencia Zea en una librería bogotana y le preguntó: ¿Usted pretende reemplazar a Fernando Vélez? Valencia Zea le respondió que sí.  Y el interlocutor le contestó: “Necesitamos un muchacho como usted que acabe con Fernando Vélez”. El interlocutor de Valencia Zea era el joven abogado y poeta Andrés Holguín, nieto del expresidente de Colombia Carlos Holguín Mallarino (1888-1892). ¡A estudiar, jóvenes!

Lunes, 28 de Enero de 2019
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