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Santos y su corrupción

El olor es tan nauseabundo que el mundo entero está escandalizado con el grado de corruptela que impera en Colombia.

Lo vengo diciendo desde hace rato: el gobierno de Juan Manuel Santos pasará a la historia como el más corrupto de todos los tiempos. Lo que hasta ahora se sabe es un abre bocas de lo que se conocerá en los próximos meses, cuando el ocaso del poder haga lo suyo. La punta del iceberg se asoma, y debajo de él yace la podredumbre más grotesca e impresentable de la que el País pueda tener noticias.

Santos nunca actuó como un gobernante democrático: su proceder parece el de un reyezuelo despótico, que tiene su propia interpretación de la ley y del manejo de la cosa pública. Empoderado y aviado con la plata sucia de la “mermelada”, compró conciencias a diestra y siniestra. Da grima y risa al mismo tiempo ver a tanto áulico por conveniencia dándose golpes de pecho por los desmanes de Santos en los estertores de su gobierno, olvidando que esa complicidad pagada de tantos años, en parte, fue lo que impulsó al sujeto que, en desgraciada hora llegó a la presidencia de la República para llevarse el País por delante.

El gobierno corrupto de Santos quiso vender la idea de que todo valía en nombre de la falsa paz: entrega de puestos; contratos; negocios con sus amigotes, como Roberto Prieto y Gabriel Silva; el robo del plebiscito, pago de sobornos para torcer a la justicia y reelegirse, y compra de conciencias, incluyendo a “imparciales” opinadores y grandes medios, a través de canonjías contractuales y de la pauta oficial. Además de lo anterior, esa “bandola” enquistada en la Casa de Nariño implementó toda suerte de bajezas y porquerías (que solo pueden ser incubadas por mentes perversas y criminales), la mayoría de las cuales estaban dirigidas a exterminar moralmente a la oposición y a aquellos que venimos denunciando los excesos que se esconden bajo la careta de falsa diplomacia que utiliza Santos. 

No exagerábamos quienes asegurábamos -y aún lo hacemos- que el proceso de paz con las Farc, además de incoherente e ilegal desde la óptica de la justicia, la verdad y la reparación, era la mampara perfecta para esquilmar el erario: no solo humillaron al Estado, arrodillándolo ante la guerrilla terrorista: por lo visto también lo saquearon. A escándalos de corrupción, como el de Odebrecht, Reficar, Isagen y el Sena, miles de millones malgastados en publicidad, los préstamos ilegales del Banco Agrario, y la vagabundería en la adjudicación de contratos por parte de las “impolutas” Cecilia Álvarez y Gina Parody, se suma, como colofón de esa saga delictual, el robo descarado de cientos de miles de millones de pesos de Fondepaz por el que la Contraloría y hasta el Procurador de bolsillo de Santos han pedido cuentas.

También se hizo público recientemente que, por medio de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), se realizaron inusitados pagos a firmas cercanas al gobierno, a los portales La Silla Vacía y Verdad Abierta, al exguerrillero y columnista León Valencia, la fundación Ideas para la Paz y al abogado y activista de izquierda Rodrigo Uprimny, entre otros, con el objeto de realizar distintas labores, relacionadas con el proceso de paz.

Todo esto apesta. El olor es tan nauseabundo que el mundo entero está escandalizado con el grado de corruptela que impera en Colombia, bajo la sombra del tartufo. Los países aportantes y garantes del tal acuerdo de paz también se pellizcaron y buscan respuestas sobre la inversión de los dineros entregados. Para sofocar la crisis, Santos convocó a una cumbre con embajadores y representantes diplomáticos de los países cooperantes.

Ya no le alcanzan a Santos ni el tiempo ni la plata, para ocultar las orejas de la corrupción, que, como las del burro, saltan a la vista. 

La ñapa I: El pollo Duque ha resultado cipote gallo.

La ñapa II: Celebro la libertad de Sabas Pretelt, víctima de la justicia politizada que lo procesó.

La ñapa III: Dijo el “prócer” Leónidas Bustos: “El cartel de la toga es un complot para crear una supercorte”. El cinismo de este tunante de novena categoría no tiene comparación.

La ñapa IV: Ojalá que el escándalo mediático que se armó y la diligencia de las autoridades para proteger la vida del caricaturista Matador se aplique a otros casos. La solidaridad no debe ser solo para unos pocos o para quienes nos simpatizan por razones “ideológicas”.

La ñapa V: Felicitaciones en su día, a uno de mis grandes amores: Barranquilla. Te llevo en el corazón Curramba de mi alma. Los mejores tiempos están por venir.

Jueves, 12 de Abril de 2018
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