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Sylvia Corzo Román

La muerte de Sylvia deja un gran vacío en la dirigencia nortesantandereana.

Mi familia ha sido muy cercana a la de Sylvia porque Luis Corzo Ramírez, su padre, y Lucila Román, la abnegada madre, mantenían una relación permanente con nosotros desde hace muchos años. 

Recuerdo vivamente el despacho de Luis a donde acudíamos inevitablemente para adelantar todos los trámites notariales, y la lucha para poder pagar los derechos correspondientes a escrituras y autenticaciones. 

Siempre me llamó la atención el estricto orden que mantenía el notario en su oficina, cómoda, pero sin lujos innecesarios, y era muy grata la conversación que él iniciaba contando sus peripecias políticas y dando consejos prácticos sobre ese oficio competido y costoso.

Cuando su hijo Juan Manuel emprendió la carrera política, lo vimos ascender constantemente hasta llegar a la presidencia del Congreso Nacional, y siempre vimos con simpatía su desempeño. En esos tiempos me venían a la mente las recomendaciones que le oí a Luis comentando sus propias experiencias en los trajines de la lidia electoral.

Con Sylvia tuve la oportunidad de compartir diversas actividades cuando ella actuaba como Secretaria de Cultura del Departamento Norte de Santander y yo dirigía el Museo de Arte Moderno Ramírez Villamizar de Pamplona. 

El Festival de los Museos que se desarrolló en la Ciudad Mitrada y la consolidación de la Red de Museos del Municipio tuvieron su apoyo permanente. 

Ellos son los mejores recuerdos que tengo de su personalidad encantadora, de su eficiencia como funcionaria y de su natural alegría.

Un día supe, con mucho pesar, que sufría una grave enfermedad que, sin embargo, no le hizo cambiar su manera de ser. 

A pesar de sus dolencias no dejó de interesarse por las manifestaciones de la cultura y del desarrollo de su región. 

Fue muy grato para mí verla explicar los detalles de la restauración de la Quinta Teresa, una de las mejores obras de rescate del patrimonio arquitectónico de Cúcuta que, bajo su orientación, se convirtió en el centro cultural más atractivo de Norte de Santander. 

Su trayectoria profesional fue bellamente registrada por Mary Stapper en “El último adiós a Sylvia Corzo Román”, publicado en Somos la Revista, donde relata los valerosos actos en defensa de su hermano Juan Manuel a raíz de su secuestro; los logros como diputada del departamento y sus realizaciones en el sector privado. Todo ello resume la entereza de su carácter acompañada de una energía vital sorprendente. 

La muerte de Sylvia deja un gran vacío en la dirigencia nortesantandereana, y un hondo sentimiento de pesadumbre en sus parientes y sus amigos. Quiero expresar en estas breves líneas mi condolencia muy sincera a su hijo Álvaro Andrés y a sus hermanos Luis Javier, Pilar, Claudia, Juan Manuel, Ximena y Ana María

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

Sábado, 30 de Mayo de 2020
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