Después de terminada la Semana Santa, que sirvió para el descanso y la reflexión, en la que el acalde tuvo la brillantísima e innovadora idea de imponer el Viernes Santo día sin carro, y acabando de terminar un agotador proceso electoral, nos invita a seguir pensando en la situación de nuestra ciudad, en qué debemos y podemos hacer los que tenemos el verdadero poder como somos los ciudadanos, como hacer para tener una ciudad vivible, agradable, próspera, segura, bien gobernada, con gobernantes competentes, visionarios, y comprometidos con el desarrollo integral de la ciudad.
No hace falta ver las desalentadoras cifras e informes de “Cúcuta como vamos”; solo con vivirla nos damos cuenta que cada día la ciudad retrocede en todos los aspectos. Qué pesar y qué desalentador. Parece una ciudad sin rumbo, sin metas claras y concretas, parece una ciudad abandonada a su suerte, una ciudad perdida en el tiempo y el espacio, en el caos y el desorden, en la que todos nos quejamos pero nada hacemos. Lamentablemente es una realidad que no se puede tapar con un dedo y de la que no se sabe cuándo vamos a salir, en la medida en que sigamos eligiendo personas sin las capacidades y la preparación necesaria, o a aquellos que ven la ciudad para sus intereses personales.
Físicamente presenta Cúcuta un aspecto de abandono y olvido total, una malla vial completamente destruida, sin un plan de contingencia, y nosotros pagando altísimos impuestos de rodamiento cosa que antes no existía en esta ciudad ya que la mayoría de autos era de placa venezolana, igual la sobre tasa a la gasolina, además de ahorrar para los amortiguadores y suspensión pues ningún automóvil resiste el paso por esas troneras. Es una gran vergüenza para con los que visitan la ciudad y con nosotros los contribuyentes. Nunca la había visto así, los parques y zonas verdes en un total abandono a excepción de los convenios con Corponor y la CENS, andenes y separadores que dan vergüenza, la seguridad perdida completamente, la delincuencia a sus anchas además de tener la libertad de estar armados, hacen cuanto se les antoja, mientras la policía, no sabemos en que menesteres andan. Pareciera que en nada de lo que la constitución les ordena, porque ¿además ha habido últimamente un consejo de seguridad de carácter urgente? Si no me equivoco, nada de eso ha sucedido; no sé qué hablará el alcalde con el Comandante, pero creo que quedan muy mal parados ante la opinión pública. Todo esto, hace que la ciudad sea muy poco atractiva y el lema de ENAMÓRATE DE CÚCUTA queda en eso, puro lema.
Es terriblemente desalentador sentirnos perdidos y abandonados a merced del hampa y el crimen sin quien nos proteja y defienda y lo mas delicado sin el mas mínimo asomo de preocupación porque la verdad, parece que la ciudad estuviese acéfala, no se ve en ningún lado ni por ninguna parte el jefe de la administración municipal en las labores que debe estar, planeando y ejecutando el desarrollo y el progreso de la ciudad en lo mas prioritario y básico como la seguridad, el orden, generación de empleo atrayendo inversionistas, educación y cultura ciudadana, la sana recreación, la salud teniendo en cuenta las amenazas de enfermedades que traen los inmigrantes del país vecino, hacer respetar con carácter las normas de convivencia y los espacios públicos, mantener una cara agradable de la ciudad mejorando zonas verdes, separadores, pavimentar y mantener vías. Pero eso si, en la adjudicación de concesiones y proyectos inútiles, se les ve muy responsables y acuciosos con esas causas.
Hay que ser integrales y coherentes con la administración y manejo de esta ciudad que no puede esperar más; no nos podemos dar el lujo de seguir eligiendo alcaldes de Cúcuta sin la capacidad y el tesón suficiente para sacarla del atolladero en el que la han sumido varias administraciones, mientras tanto debemos pensar como hacer para no continuar en un franco retroceso, que nos perjudica a todos por igual.
