La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

¡A todo señor, todo honor!

El doctor Luis Eduardo Lobo Carvajalino llegó lúcido a la cima de los 90 años.

El pasado sábado 12 de octubre en la Academia de Historia de Norte de Santander estuvimos complacidos en el cumpleaños de uno de nuestros consocios, el doctor Luis Eduardo Lobo Carvajalino, quien llegó lúcido a la cima de los noventa años de edad, lo cual es motivo de admiración en su círculo familiar, en el de sus amigos, y en la comunidad académica. Así quedó registrado en medios de comunicación y redes sociales, donde todos los mencionados trajeron a colación su parábola vital y la estela de méritos académicos que le ha valido varios reconocimientos, condecoraciones y afiliaciones a entidades gremiales, como la Sociedad Colombiana de Ingenieros, o de carácter investigativo, como algunos Centros y Academias de Historia.  
  
Si nos remontamos un poco en el tiempo tendríamos que decir que la existencia del doctor Luis Eduardo Lobo Carvajalino comenzó en el barrio El Palomar, de su natal Ocaña, barrio circundado por otros como El Tamaco y Tacaloa, de rancio sabor momposino que aparecieron cuando en la tercera década del siglo XIX la provincia de Ocaña fue convertida en cantón y anexada a la provincia de Mompox, en el Magdalena, a quienes pertenecíamos políticamente. Su padre fue un liberal de tuerca y tornillo, pensamiento que le infundió a sus hijos, al punto que hoy, en pláticas amenas, lo que más le gusta al doctor Lobo Carvajalino es relatar la vida y obra de los personajes de la República liberal, los que, a partir de 1930, con Olaya Herrera y Alfonso López Pumarejo como portaestandartes, por ejemplo, le dieron un sacudón de padre y señor mío al viejo caserón que con tanto celo construyeron y cuidaron los de la Hegemonía conservadora, lo que se concretó con la reforma constitucional de 1936 y nada volvió a ser como antes. En un café ubicado en una esquina cercana a su casa, nos reunimos sus amigos y exalumnos de la UIS y UFPS, universidades de las que fue rector, a escucharle las historias que comento, y por allí desfilan quienes secundaron a López Pumarejo en ayudar a quebrar las famosas vértebras: Alberto Lleras Camargo, Darío Echandía Olaya, Antonio Rocha Alvira y Carlos Lozano y Lozano, entre otros. Escucharlo es un deleite del espíritu, porque relata los hechos como si él hubiera sido protagonista de los mismos.  

Todas esa actividad académica y experiencias de vida el doctor Lobo Carvajalino las ha vertido en libros que recogen su trasegar por este mundo. En los mismos ha sido muy cuidadoso en el relato de los hechos y la fijación de las fechas, porque ha sido tan metódico en la vida que en un cuaderno pegó a lo largo de todos sus años las noticias que le interesaban de los periódicos y que luego le sirvieron para apuntar con precisión.  
  
En resumen, es una vida consagrada a la academia y la educación, y por ello, es oportuno citar las palabras de un famoso político colombiano, fallecido el 13 de julio de 1965: “Ustedes no se imaginan la satisfacción que eso produce: Mirar hacia atrás y observar que toda la vida estuvo dedicada a una sola cosa, y que esa cosa es eminentemente buena para la patria”. Es decir, la formación de jóvenes profesionales, en este caso.    

Lunes, 14 de Septiembre de 2020
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día