El papa pisó tierra colombiana; sin duda un hecho de trascendencia mundial que el líder más importante del mundo occidental, reconocido por todas las culturas, haya tomado interés para fijarse en nuestro país y para traer su mensaje espiritual en torno a la reconciliación, el perdón y la paz.
¿Por qué no entonces abrir esa ventana en nuestros corazones para analizar la reflexión papal y para colocar nuestro granito de arena a esos fundamentales propósitos?
El papa es ante todo un pastor, su labor en la vida ha sido esa y su culminación en la cabeza de la Iglesia le permite tener una visión muy amplia y estructurada sobre el modelo de sociedad que requerimos para salir del letargo, de los errores, de las concepciones equívocas y también de las ideas perversas y dañinas.
Es precisamente la autoridad que le asiste de haber podido dirimir en los más extraños y complejos escenarios, siempre desprovisto de intereses políticos y personales, en aras de construir espacios positivos y de alimentar mentes positivas y altruistas para purgar los errores, y para desterrar el mal y el odio que tanto daño han causado al mundo.
Y precisamente visita un país sediento de cambio, anhelante de mejores alternativas, y ávido de progreso y bienestar. Y que mejor que aprovechar la presencia de un líder de semejante dimensión, para abrir esa voluntad, para reflexionar sobre los errores y para propiciar la transformación.
Cuando el cambio se anhela y se persigue su materialización, la conciliación y la reflexión tienen que ser el camino, y el despojo de prevenciones y de resentimientos debe ser un imperativo. Las sociedades solo pueden cambiar, cuando es posible expresar el deseo de cambio y cuando es evidente y palpable el trabajo arduo para poderlo alcanzar.
El papa nos ha ofrecido su mano generosa e iluminada; en manos de cada uno de los colombianos está la voluntad de estrecharla o de desistirla volteando la espalda para persistir en los mismos caminos fracasados. ¿Por qué entonces no propiciarle ese espacio al alma, al corazón y a esta sociedad anhelante de cambio y de bienestar?
