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Un gobierno difícil

Duque no incurre en el facilismo de creer que sus problemas los deben resolver los desdichados venezolanos subyugados por esa dictadura.

No escogió el Presidente Duque una manera fácil de gobernar. Para cumplir sus promesas puso en práctica los conceptos fundamentales de su pensamiento político, traducidos en decisiones cruciales que han asombrado a algunos, enfurecido a otros y recibido el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Puntualizo algunos hechos:

El Gabinete. Como no ocurría desde hace mucho tiempo, sus ministros forman un cuerpo homogéneo para desarrollar el programa de gobierno, y no la amalgama que se hacía al compartir con políticos de toda laya la torta burocrática para obtener su obsecuencia; por tanto, hay personajes descontentos.

El Congreso. El Presidente insiste en respetar su autonomía, y no interfiere las decisiones de las Cámaras con nombramientos y contratos para lograr la aprobación de los proyectos. Por eso su tránsito ha sido lento, pero los que se aprueban tienen la contribución efectiva de los congresistas. Algunos creen todavía que no se puede gobernar sin “mermelada”.

Venezuela. La actitud radical contra Maduro no proviene de una ideología sino de comprobar el inmenso daño que le hace al pueblo venezolano, a los colombianos residentes allá, a los habitantes de frontera y, sobre todo, a la paz nacional por acoger a los criminales que usan su territorio para atacar a Colombia. Además, Venezuela se convirtió en un corredor impune del tráfico de drogas y contrabando protegido por las autoridades bolivarianas. 

Duque no incurre en el facilismo de creer que sus problemas los deben resolver los desdichados venezolanos subyugados por esa dictadura. Por eso, quienes apoyan al Socialismo del Siglo XXI lo critican acremente.

Objeciones a la JEP. Esta facultad presidencial ha desatado una tempestad por los que afirman que se está haciendo trizas la paz y profetizan que habrá un cataclismo nacional. Nada más inexacto. 

Las objeciones se han proferido hace mucho tiempo y el Presidente las consignó en un procedimiento que no es ilegal ni inconstitucional. Ésta es una excusa para hacer oposición y llenar de miedo a los colombianos con ayuda de los medios de comunicación derrotados.

Las movilizaciones. El actual gobierno heredó muchos compromisos del anterior, hechos con irresponsabilidad para salir del atolladero de sus incumplimientos. Los perjudicados, estimulados por la oposición y por los “santistas”, reclaman legítimos derechos, pero le adicionan peticiones imposibles de cumplir. Sin embargo, con paciencia y seriedad se han ido resolviendo los paros de maestros, profesores, transportistas, agricultores etc. con decisiones y recursos reales. Está pendiente la minga del Cauca que tiene características singulares porque la están interfiriendo muy diversos actores. El país se está cansando de los perjuicios que generan los bloqueos ilegales, y el Presidente ha sido enfático en que sólo acudirá a reunirse con los voceros cuando despejen las vías. El gobierno garantiza las protestas, pero rechaza los desmanes. 

Algunos abogan por que se tomen medidas de fuerza para reprimir los excesos, pero el Presidente opta por ofrecer soluciones viables dentro de la democracia. ¿Cuál sería la reacción si se causaran muertos por imponer el orden? El gobierno tiene un rumbo claro en la aclimatación de la concordia, el respeto a la ley y el impulso a la economía del país.

Sábado, 30 de Marzo de 2019
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