La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Un Norte con norte: el concurso de crónica

La idea del norte es relativa, y también lo es la metáfora que se ha construido a partir de esa noción.

En el antiguo Egipto el techo de los mapas era el Este: donde sale el sol; en los mapas islámicos, la prioridad era el Sur: la mayoría de las culturas musulmanas se encontraban al Norte de la Meca y, desde este punto, el Sur era su referente; los mapas cristianos situaron el Este, porque el Este era el centro: allí estaba Jerusalén. La idea de que el “norte” es el Norte se la debemos, por una parte, a Cristóbal Colón y a Fernando de Magallanes, quienes se guiaron en sus expediciones por la Estrella del Norte. Y claro, a Gerardus Mercator, quien fue el primero en utilizar la palabra “atlas” y en dibujar en 1569 el mapa con el Norte como tope. 

La idea del norte es relativa, y también lo es la metáfora que se ha construido a partir de esa noción: de allí que pensemos que en nuestras vidas en algún momento “perdimos el norte”; que determinado grupo “se desvió y perdió el norte”; o que, una región geográfica, con sus habitantes y sus realidades, “perdió el norte” por las decisiones de sus habitantes, por su cultura, por sus líderes, por sus condiciones socioeconómicas… 

Así estamos en Norte de Santander: supuestamente sin norte. Lo apuntan periodistas nacidos en la región que migran a ciudades principales a despotricar de lo propio, lo afirman los políticos en campaña electoral para amplificar el momento de crisis fronteriza que se vive y así exacerbar miedos y tensiones, lo ratifican a diario algunos medios locales que solo se centran en un enfoque negativo de lo que sucede. Y no. Si bien es cierto que la situación no es la mejor —como nunca lo ha sido—, también lo es que existen experiencias profundamente tonificantes que, además de convertirse en un bálsamo para quienes seguimos creyendo en la región, se constituyen en verdaderos agentes de cambio y transformación social.

Sí. La situación de Venezuela ha potenciado las históricas condiciones de desigualdad, ¿pero, siempre no han existido? Naomi Klein, periodista canadiense que ha profundizado en este tipo de fenómenos a través de su teoría de la “terapia de choque”, señala que desde los años setenta se han implementado en nuestras latitudes estrategias que impactan la psicología social para lograr, sin necesidad de violencia extrema, que sectores sociales presos del miedo y la desesperación tomen decisiones que solo desfavorecerán sus condiciones ya precarias. A favor, claro está, de otros sectores que sí se han beneficiado con la desesperación de las clases populares.

Así como el Norte es relativo en los mapas, la concepción de “perder el norte” también lo es. El concurso de crónica “Un Norte por Contar” lo ha demostrado. Tres han sido las crónicas ganadoras, pero la gran mayoría de relatos que participaron tuvieron una calidad digna de las poderosas historias cotidianas que alrededor de los ejes del concurso —Catatumbo, paz y frontera— se tejieron con las letras de nuestra tierra para dar otra perspectiva de las realidades que se están viviendo. 

La literatura de nuestro Departamento se revitaliza con la masiva participación en el concurso y la calidad de las crónicas realizadas. El arte como instrumento de cambio social, hoy, más que nunca, se convierte en parte del oxígeno que necesita la región para resinificar lo que está sucediendo. Las crónicas invitan a conocer y a reconocer nuestro departamento; convocan a una nueva interpretación del mismo; en últimas, volver a ver lo que vemos a diario y en el agitado ritmo de las “noticias” que nos imponen, ignoramos. En el prólogo del libro “El arte del paseo inglés”, Luigi Amara afirma que toda ciudad, barrio o calle por pequeños o grandes que sean, “son a su manera inabarcables”.

Hoy lo comprobamos. Los ganadores del concurso fueron Jhonattan Sarmiento con “La última estocada de Don Chory”, Ángela M. Nieto con “Catatumbo, una historia de todo Colombia” y Jesús D. Ovallos con “Elección en zona roja”, pero la totalidad de las crónicas que serán publicadas por la Editorial Planeta son un extenso mapa dibujado con plumas y voces de esa, nuestra geografía inabarcable. 

El gran cronista Martín Caparrós afirma que “la crónica es el periodismo que sí dice yo”. Al final, lo propio. Lo nuestro. Y, como bien se afirma, “escribir la aldea para ser universal” es parte de esa apropiación para expandir lo que tenemos. Felicitaciones a los participantes, a la Gobernación del Departamento y al Diario La Opinión. Hacer visibles las propias cartografías sociales, culturales y políticas del Norte de Santander es un gran paso, de muchos otros, claro, para repensarnos como región, para volver a creer en la fuerza que sí tenemos para interpretarnos con nuevas compresiones de lo que somos. Hoy seguimos siendo el Norte, pero no hemos perdido el norte… 

Jueves, 22 de Febrero de 2018
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día