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Un primer año de Gobierno

Duque ha preferido mantener factores que animan la pugna. 

El presidente Iván Duque ya agotó el primer año de su período de Gobierno. Un lapso transcurrido entre esperanzas, expectativas, dudas, resignación y espera de un cambio de rumbo.

Cuando tomó posesión de la jefatura del Estado, Duque se comprometió a gobernar para todos los colombianos, en condiciones de unión, alejado de la  polarización, sin odios, sin discriminaciones. Entendía que la agresión de unos contra otros engendra turbulencias muchas veces difíciles de revertir. Además, el país estaba dejando atrás gran parte del conflicto armado, mediante el acuerdo con las Farc, lo cual permitía el aprovechamiento de recursos para destinarlos a soluciones pendientes.

Pero tras de poner en marcha su Gobierno, Duque ha preferido mantener factores que animan la pugna. Aunque no ha hecho trizas lo pactado en La Habana, no deja de restarle soporte como lo hizo con las objeciones a la ley de la Jurisdicción Especial de Paz. Otras decisiones suyas parecen ser precipitadas y dan para el desconcierto.

Los resultados de este primer año de Gobierno no son un aporte positivo para Colombia. La seguridad que debió consolidarse está interferida por las bandas criminales. Los espacios dejados por las Farc fueron copados por las organizaciones que se empeñan en sostener la violencia. El Estado está ausente y las Fuerzas Militares parecen estar atrapadas en las redes de desvíos inquietantes.

En medio de tantos arrebatos, los ministros no obran a la medida de las exigencias para un buen Gobierno. Están alejados de la realidad y lo que dicen es más especulación que verdad. Es la equivocación recurrente, sin que se advierta voluntad alguna de corregir los pasos mal andados.

Tampoco son buenas las relaciones del Gobierno con el Congreso. Y eso ha llevado al resquebrajamiento de la legislatura mientras están pendientes iniciativas de la mayor relevancia. Temas como corrupción, el saneamiento de la justicia, la salud y otros que son prioritarios se han enredado, lo cual es grave. El estrepitoso hundimiento en el Congreso del proyecto de ley con disposiciones muy concretas contra la corrupción fue un duro golpe para todos. Y en eso la responsabilidad del Gobierno no debe soslayarse. Tiene que asumirla y hacer que no se frustre el interés público de que los corruptos tengan sanción efectiva. Es una contribución al buen funcionamiento de la nación. Porque mientras la impunidad arrope a los que se enriquecen en forma ilícita y se alzan con el poder, las soluciones a los problemas no se verán.

En los tres años que le quedan a Duque lo deseable es que asuma el Gobierno con la decisión de acertar hasta hacer posible el Estado social de derecho, como está consagrado en la Constitución.

Puntada

Los 100 años de la Biblioteca Pública de Cúcuta “Julio Pérez Ferrero” es una gran oportunidad de abrirle a la cultura nuevos espacios en Norte Santander.  Su director Julio García-Herreros tiene definidas esas posibilidades. Debe ser una celebración que sume contribuciones de todos los sectores a fin de hacer viables los proyectos que se propongan. 

ciceronflorezm@gmail.com         

Domingo, 11 de Agosto de 2019
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