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Un sello definitivo

La reconciliación es primordial para consolidar la paz. 

Desde cuando el cardenal Bergoglio fue elegido Papa, se abrió la posibilidad de una visita a Colombia, luego se fijó una fecha y en estos días es un hecho. Es un auténtico acontecimiento la visita del Papa Francisco a nuestro país y su periplo por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Es una bendición para los católicos que han seguido sus actividades por la televisión y para quienes han  acudido a los sitios por donde transita o se reúne con los feligreses para realizar oficios religiosos, la asistencia ha sido multitudinaria. 

En cada ocasión que Francisco habla a sus interlocutores o en las homilías, el contenido de su discurso apunta a asuntos sociales y muy sensibles en nuestro país que, justo ahora atraviesa un momento histórico, el fin de la lucha armada con la guerrilla -una ya desmovilizada y otra en un cese al fuego- lo cual supone el inició de un periodo que servirá para afianzar la paz, pasar la página, dejar atrás la guerra y sus secuelas. La insistencia del pontífice se orienta a la necesidad de perdonar, solo de esa manera se podrán alcanzar los objetivos trazados por un acuerdo y las intenciones de las partes. 

La reconciliación es primordial para consolidar la paz. La memoria debe guardar el recuerdo de los momentos crueles que nunca dejarán de estar presentes porque hacen parte de la historia. Aún así, el perdón otorgado y ofrecido debe hacer parte esencial del nuevo tiempo, para poder seguir adelante en el camino de la nueva Colombia. 

El mismo Papa ha querido dar el primer paso que conduzca a otra forma de convivencia, ha dicho que el cese del enfrentamiento debe ser total y en ese sentido expresó “no queremos que cualquier tipo de violencia restrinja y anule ni una vida más” también nos ha recordado que se aproximan tiempos mejores: “Basta una buena persona para que haya esperanza”

Cualquiera que sea nuestra idea de la figura de Francisco, la cabeza visible de la Iglesia católica, todos nos hemos puesto en condición de oírlo, porque habla para todos y sus palabras nos sirven para reflexionar. Sobre la desigualdad que abre zanjas sociales ha dicho es “una enfermedad que vuelve frágil e indigna la sociedad: la inequidad, la raíz de los males sociales” 

Los encuentros con las víctimas y victimarios han sido conmovedores, los sobrevivientes de la violencia, con sus cicatrices, han tenido la oportunidad de darse un abrazo –hasta donde sus extremidades se lo permiten- con el mensajero de Dios. Hasta el Cristo mutilado de Bojayá ha sido mostrado como testigo del horror de una guerra en sus estertores. Estos signos han movido a la guerrilla a través de sus dirigentes a pedir perdón que, ojala sea sincero y no una oportunidad para salir avante y obtener ganancias colaterales. 

La convivencia tranquila es un anhelo de todos los colombianos, pero todavía hay escollos por superar, hay escondites para el odio, a ellos el Papa les ha dicho “Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso” Gracias Francisco por visitarnos y enseñarnos, seguiremos orando por su santidad.

Sábado, 9 de Septiembre de 2017
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