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Una gran fiesta hace 50 años

Se realizó el célebre concierto de Woodstock que todavía en Estados Unidos se recuerda y se le considera como ícono libertario.

Recordamos hace poco que en 1969 llegó el hombre por primera vez a la luna y el mundo celebró este hecho histórico, como en efecto lo es, por su trascendencia y significado. 

Para el  mismo año, un poco después -con menos repercusiones entre nosotros- para ser exactos entre el 15 y 18 de agosto se realizó el célebre concierto de Woodstock que todavía en Estados Unidos se recuerda y se le considera como ícono libertario de la generación joven de aquella época. 

Un grupo de fanáticos de la música organizó un festival con los más prestigiosos cantantes y grupos de rock and roll de la época, aunque no todos llegaron finalmente al evento. 

El festival que fue anunciado como tres días de paz y música, no pudo llevarse a cabo donde fue promocionado, sino en White Lake, Bethel, Nueva York, que esta situada a 70 kilómetros de Woodstock, sin embargo para la historia de estos eventos ha quedado registrado con este nombre. 

De todas formas, se trataba de un concierto barato, las entradas para los tres días que duraría costaban 18 dólares, los organizadores se fijaron la meta de reunir a 35 mil personas, cifra que superada muy rápido en las primeras horas del día de inicio de aquella locura. 

Finalmente se calcula que acudieron a esa cita un medio millón de personas.

Todo fue desbordado superando los pronósticos, la comida no alcanzó, tampoco la marihuana que se fumaron, ni las otras drogas que consumieron. 

Los servicios médicos y sanitarios también se sabe que fueron insuficientes. 

El atasco de vehículos en la ruta que llevaba al sitio de la cita, fue de varios kilómetros y los artistas invitados tuvieron que llegar en helicópteros. 

La lluvia hizo parte de los imprevistos, pero no hizo mella en los asistentes que no se movieron de sus improvisados albergues. 

Las pérdidas para los organizadores fueron cuantiosas. 

El público presente, amantes de la música, hippies en su mayoría, encontraron en aquellos días un escape a su rutina; disfrutaron de las canciones, se desnudaron, tuvieron un escenario para el sexo, se trabaron y al día siguiente de haber parado la música todavía estaban en aquel campamento unos cuarenta mil despistados. 

Los registros demográficos del evento indican que hubo tres muertes y dos nacimientos. 

Para muchos de los presentes y observadores, aquel megaconcierto dejó una impronta que no podrá borrarse fácilmente, no solo por lo que significó para la música, sino para la vida de los jóvenes de aquella época, que algunos quisieran repetir. 

En los estertores de aquella locura dijo Jimi Hendrix dirigiéndose a los que todavía estaban por allí: “Ustedes han probado al mundo de lo que somos capaces con un poco de amor, entendimiento y música”. 

De lo cual nos hace mucha falta en nuestros días para hacernos más solidarios. 

jorgepabonl@yahoo.com

Sábado, 17 de Agosto de 2019
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