La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Una serie de eventos desafortunados

Los sistemas de salud de esos países, si bien han colapsado, cuentan para brindar un servicio de calidad.

Están dadas las condiciones para que en Colombia ocurra una tragedia por cuenta de la COVID-19 y la pandemia que ha desatado en el mundo entero. Peor que la que sufre Italia, España o inclusive el mismo Estados Unidos, donde,  mientras redacto esta columna editorial, están muriendo más de mil personas por día.

La cuarentena impuesta en los dos países europeos, según se ve en los noticieros, se ha respetado de mejor manera. No se ve tantas personas en las calles. Y si se ven, se observa que el distanciamiento recomendado, dos metros como mínimo, es respetado.

Todo lo contrario sucede aquí. Las personas en los supermercados y transporte público, por ejemplo, por mucho se separan cincuenta centímetros una de otra. Una distancia que no alcanza a ser ni siquiera la mitad de la recomendada por los epidemiólogos. En los barrios se ve actividad normal, como si nada catastrófico a nivel planetario estuviera sucediendo.   

Es cierto, Donald Trump es un inepto, pero dirige un país con un sistema de salud y unos recursos económicos envidiables para cualquier país latinoamericano. Con todo y desidia criminal con la que el Estado está manejando la pandemia, allá logran detectar entre veinte y treinta mil contagios por día. 

Si en Estados Unidos detectan treinta mil contagios por día es porque el números pruebas es mucho más alto. En Colombia, por día no se realizan ni dos mil pruebas. Esto es un muy mal referente. Eso quiere hay mucho contagiado por ahí que lo ignora. 

Los resultados en esos países se tienen a las pocas horas de ser tomada la muestra. Eso quiere decir que las personas que dan positivo, pronto pueden aislarse y ponerse en cuarentena para que eviten contagiar. En Colombia los resultados salen casi a la semana. Mientras las personas conocen los resultados pueden contagiar a muchos otros.    

Los sistemas de salud de esos países, si bien han colapsado, cuentan para brindar un servicio de calidad a los que, tras el difícil dilema ético al que se ven obligados los médicos de escoger a quienes les ven más posibilidades de sobrevivir, pueden acceder. Para no hablar, en Colombia en este momento hay personal médico al que se adeudan varios meses de salario.  

Si bien en esos países la economía se está destruyendo y miles de puestos de trabajo se están perdiendo, todavía tienen la capacidad de subvencionar a los ciudadanos más necesitados. En nuestro país, ya hay conatos de asalto a camiones con comida o supermercados por personas empujadas por el hambre.  

Para colmo de males. En el momento que necesitábamos el mejor de los timoneles al mando de este barco llamado Colombia, quizá tenemos es uno de los más incapaces de nuestra historia. En Casa de Nariño no se toman las decisiones en función del bienestar del pueblo colombiano sino de la menor afectación del bolsillo de los empresarios y banqueros amigos del presidente.  

Ahora bien, al sumar la poca cultura del colombiano por respetar las reglas, el pobre y deficiente sistema de salud con el que contamos, el hambre que ya empieza arreciar en algunas comunidades y barrios periféricos, y un inepto en la toma de decisiones nacionales, podría conllevar a una gran tragedia nacional. De corazón deseo estar equivocado. 

Las lecciones que saldrán de aquí, serán muchas. Desde la necesidad de tomar conciencia a la hora de marcar en el tarjetón, elegir pensando en el común y no en el particular. Pasando la importancia de vencer nuestra idiosincrasia que considera la indisciplina como un acto anecdótico que suscita risa.  

Viernes, 17 de Abril de 2020
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día