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¿VAR en la gestión pública?
Si el VAR hubiese existido en el 2003 el Contrato de las Escombrera de Cúcuta, no se habría llevado con tanta fortuna más de diez mil millones de pesos en 16 años.
Miércoles, 26 de Junio de 2019

Humberto de la Calle gritó en su columna de El Espectador el domingo pasado ¡Que viva el VAR!

Efectivamente este mismo domingo en el partido Paraguay -Colombia, el VAR hizo perder casi 12 minutos consultándolo y apagó las emociones y las celebraciones, de manera súbita cambió el rumbo de la “goleada anunciada” y de paso se “jodió” en Lucho Díaz un currambero hecho gol.  Pero bueno, el VAR es una garantía, así no le guste al Profe Queiroz y a los argentinos.

Aquí en Cúcuta a Gustavo Gómez Ardila le dio por llevar el VAR al confesonario, para definir que conductas son pecado mortal y que penitencias se deben imponer, ¡qué vaina! 

Solo que muchos de los fieles seguidores de Humberto, no compartimos su apreciación, en el sentido que los fanáticos de la lucha contra la corrupción de los jueces, ejercemos una presión inmisericorde contra la justicia. Presión basada en el estado de emoción de la gradería que afecta la solvencia ética del juego judicial. 

Y es que la lectura de las últimas sentencias de todas las altas cortes y las bajas, es precisamente la que mueve a la montonera para pedir que rectifiquen. Pero tiene razón, cuando resalta que los personeros del odio utilizan ese inconformismo para convocar a la destitución de los jueces y proponer una nueva estructura.

Sí, es cierto en Colombia en vez de una República corrupta fundamentada en la orgía de la politización y morosidad de la justicia, de la medianía y la ineptitud de la gestión pública, necesitamos un VAR (video arbitraje) con urgencia para lograr eficiencia y eficacia en lo público.

Imaginémonos el VAR operando en el Departamento Norte de Santander y en el municipio de Cúcuta. Si hubiese existido desde el año 2000, no habrían pasado las grandes contrataciones, porque casi todas ellas, se realizaron con autorizaciones imprecisas y pro témpore vencidas. Y las vencidas las prorrogaron a sabiendas que los Acuerdos Municipales y las ordenanzas de prórroga o ampliación son nulos, conforme a la jurisprudencia del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional.

Si el VAR se hubiese impuesto en el año 2007, el convenio de desempeño entre el Ministerio de Hacienda (¿la nación?) y Municipio de Cúcuta y EIS CÚCUTA SA ESP habría sido declarado nulo por cinco causas y en últimas por “offside” , pues reconoció una deuda prescrita que era de otra entidad. Ahora nos toca demandarlo y sentarnos a esperar una eternidad.

Si el VAR hubiese existido en el 2003 el Contrato de las Escombrera de Cúcuta, no se habría llevado con tanta fortuna más de diez mil millones de pesos en 16 años de los cuales tiene que devolver por ahora unos cuatro mil; Gracias a Jorge H. Moreno y al suscrito coadyuvante, que obtuvimos el fallo favorable en primera instancia.

Porque en ese proceso, el abogado de la alcaldía, de la curaduría 1ª y de la Contraloría municipal están a favor del contratista, miren el expediente, pese a que el Señor alcalde está contra FUNAMBIENTE. 

Si el VAR hubiese existido en el 2007 no habrían podido firmar los “Otro Sí” números 1, 2, 3, 4, 5 entre EIS CUCUTA SA ESP “el operador de hecho” del acueducto y alcantarillado de Cúcuta. Un pitazo los habría anulado, por violar el contrato 030 de 2007 y la ley.

Si el VAR hubiese existido en el 2010, las dos ordenanzas que crearon el acueducto metropolitano de Cúcuta las habría anulado por violar la Constitución y la ley, pues cuando salga el fallo de las altas cortes ya el nuevo gobernador habrá contratado y terminado la reformulación del proyecto del Cínera y el Presidente Simón Gaviria Muñoz habrá puesto la primera piedra del embalse multipropósito de “Cínera”. +  

Si. Como dicen Humberto y Gustavo: ¡Que viva el VAR!, porque la Justicia es lenta y………………. terrible.

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