La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Vientos de guerra
Lo que puede sucederle a san José de Cúcuta es de miedo.
Viernes, 5 de Octubre de 2018

Se dice que cuando los que mandan comienzan hablar de paz es porque los tambores de la  guerra  están cerca.  Pareciera ser ésto cierto en lo que sucede con Venezuela. En medios de aparentes contradicciones y de votos por la tranquilidad entre  las naciones un tufillo de agresión y de intervención militar se huele.  Se pregunta hasta donde los Estados Unidos harán una agresión  militar y hasta donde los países vecinos, como Colombia, pondrán su cuota de tragedia y de miseria.  Porque si esto llegara a suceder los efectos serian devastadores. Se incendiaría la región. Seria inaudito que en lo que debería ser tiempos  de bonanzas se invirtieran en aventuras desesperadas en las que el común seria el gran perdedor. La situación social, política, y económica no está para inmiscuirse en extremos. El dialogo civilizado es el único camino que garantiza la verdadera paz.  Una contienda militar así sea de días dejaría  heridas incurables. No solo para el presente sino para el futuro.  No hay que olvidar que las relaciones entre Venezuela y Colombia arrancan desde los mismos albores de su nacimiento como naciones. Entre marchas y contramarchas se suceden. En todo caso unos y otros se necesitan en orden a su progreso. Lo demás es un salto al vacío a pretexto de derrocar un sistema político que no dio lo que debía dar pero para ésto no deben pagar justos por pecadores. 

Lo que puede sucederle a san José de Cúcuta es de miedo. Aquellos días de prosperidad y buenas relaciones desaparecerían. quizá por mucho tiempo. A su precaria situación cercana, a la pauperización se le daría el golpe de gracia. El fututo se haría impredecible y el presente de espanto.  No es de ciencia ficción imaginarse soldados extranjeros recorriendo la ciudad dejando su carga  de miedo. La invasión de venezolanos que correrían despavoridos de su patria para refugiarse en este suelo que les ha brindado todo. Definitivamente heridas las buenas relaciones para mirarse como enemigos dispuestos a todo.  Esto deben saberlo los cucuteños y los que aquí viven sin serlo. Esto no se puede tomar como un juego, como algo anecdótico. Como una hoja de historia patria. Pasaron los días en los que el cucuteño preguntaba a cómo está el bolívar y cómo le fue al Cúcuta Deportivo. El bolívar ya no existe. Los días de la abundancia faraónica  venida de Venezuela  son buenos recuerdos en medio de la estrechez de hoy.  Ténganlo en cuenta. En los odios enfermizos de última hora  pueden estarce incubando dolores insuperables. La pérdida de lo que se ha venido haciendo con mucho sacrificio.  

Temas del Día