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Vivir de apariencias o ser genuinos
Ser natural y auténtico, no desde la ira ni el resentimiento sino desde la aceptación, el reconocimiento.
Viernes, 26 de Octubre de 2018

Son muchas las personas que viven de apariencias, es decir, manifiestan o dan a entender lo que no son, lo que no hacen o lo que no tienen. Los más peligrosos son los embaucadores o  encantadores de serpientes que engañan a la gente con su verborrea o triquiñuelas maquiavélicas, con las que no solo les hacen mucho daño a los demás, sino a sí mismos. Cuando los lobos se disfrazan de ovejas, son muchos los que andan distraídos, que viven en las nubes o que su alerta no les funciona bien, que caen en sus garras y terminan comiéndoselas o esclavizándolas, como viene ocurriendo en el país vecino con la Madurocracia. Quienes viven de las apariencias, siempre buscan a personas buenas, dóciles, y honestas para fregarlas.  Los que aparentan lo que no son, en una sociedad como la nuestra llena de resentidos, mentirosos, tramposos y faltones, son muy peligrosos porque son capaces de engañar hasta a la Mamá, al punto de dejarla en la calle y desamparada. Son los que proclaman ser médicos especialistas, y legalmente no tienen ni quinto de primaria, son los Odontólogos o Ingenieros súper especializados en todas las ramas de sus profesiones; los miles de falsos militares, curas y monjas etc.  Este tipo de personalidad obedece a un enorme complejo de inferioridad, ellos no se aceptan tal cual son, el auto-engaño es el principal  patrocinador de esta patología, y a través de las caretas con las que viven aparentan ser más de lo que son realmente, muchas veces atrincherados en la Iglesia, la oración y las frecuentes misas, para calmar sus culpas, y como dice una hermanita mía, “haciéndole morcillas al diablo”. Sus actitudes son de “picados”, arrogantes, pantalleros, imponentes,  miran a los demás por encima del hombro, o del ombligo,  mantienen temor a no ser queridos, a no gustar, a no caer bien, ocultan cosas que no aceptan de sí mismos. Todo este cuadro se puede empezar  a formar desde el hogar, cuando los padres son los portadores de este “virus”, también lo pueden aprender  en el colegio, en la medida en que tengan  profesores que padezcan  este tipo de complejos. En realidad, se pierde mucha energía física y psicológica alrededor de vivir de apariencias, y se esfuerza mucho por reprimir lo que realmente somos, y eso no se puede sostener toda la vida. La clave es aceptarse tal cual se es, desde lo físico, lo social, lo  psicológico e incluso lo familiar (en muchos casos). No vale la pena para nadie seguir viviendo desde lo postizo, lo falso; termine de convencerse, que tiene todo el sentido del mundo cultivar un estilo de vida genuino, algo tan fácil si se es humilde de verdad, no desde la verborrea porque ella nos ayudará a aceptarnos sin meternos mentiras. Hacerse un auto- examen mental con lo positivo y lo negativo, racionalizar quienes somos y aceptarnos, nos ayudará a conocer nuestras virtudes para potencializarlas  y a reconocer mis defectos para modificarlos. Como vemos, la cosa es más fácil de lo que pensamos, es ser natural y auténtico, no desde la ira ni el resentimiento sino desde la aceptación, el reconocimiento. No es posible que usted o yo le vayamos a caer bien a todo el mundo, pero vivir de una manera más genuina, nos trae alivio; hay cargas, costales repletos que hay que dejar, para hacer el caminar más liviano, y ello nos traerá más sosiego, menos estrés y esfuerzo, y nos permitirá gozar más de  la vida y de aquello que nos gusta disfrutar.      Muchas Gracias 

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