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Vivir para ver

César Gaviria, Andrés Pastrana y Alvaro Uribe sorprendieron en una foto.

Está plenamente demostrado en fotografías y declaraciones: lo único que une a ciertos personajes, de cuyo nombre no quisiera acordarme, es el reparto de la burocracia, la división  de la repartija, el vergonzoso serrucho que ha producido, al igual que el cartel  de la toga, el desprestigio de nuestra clase dirigente, que solo se une para distribuirse los puesticos, repartirse los  chanchullos. 

Sorpresa general produjo la aparición, en una fotografía y en otras publicaciones, la unión cordial de tres ex presidentes: César Gaviria, Andrés Pastrana y Alvaro Uribe, en una reunión en hotel capitalino, con un  objetivo: acordar el nombre del nuevo contralor, que puede nombrar a centenares de empleados en todo el país, desde mensajeros hasta poderosos auditores.  

Los tres personajes, a quien destacado caricaturista bautizó como ‘’los tres chamanes’’, no habían guardado las mejores relaciones. Por el contrario, habían mostrado abierta antipatía entre ellos, al punto de que se habían lanzado acusaciones de vínculos con organizaciones al margen de la ley. Pero la partija burocrática es más poderosa que cualquier acusación, sobre todo si es fruto del odio y no de una sentencia judicial. 

Lo deseable es que tres ex mandatarios se hubieran reunido para acordar programas de beneficio para los colombianos, que los favorecieron con sus votos Pero no. Se sentaron a manteles para acordar el apoyo a un mismo candidato para el segundo cargo en  la jerarquía burocrática, que en otras épocas, no muy lejanas, tenía tanto poder que elegía presidentes de la república. Aunque ahora no es tan poderoso  sí tiene músculo burocrático y nombra empleados, aunque muchos son de carrera administrativa, es decir, son de carrera. Pero también hay jugosos contratos para repartir entre los amigotes, que fue el motor del acercamiento, del cual solo fueron excluidos dos ex mandatarios: Belisario Betancur, dedicado a la poesía y víctima de enfermedad con nombre alemán y Ernesto Samper, a quien uno de ellos le guarda profundo odio. 

Lo deseable es que los tres chamanes se hubieran reunido para buscar solución a los problemas de la pobreza o de las fallas en la salud. Pero no. Charlaron de cómo se distribuirían los contratos, los negocios, los puestos. Por eso estamos como estamos. Qué tristeza. GPT 

Sábado, 1 de Septiembre de 2018
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