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¿Y vendrá la marejada del sur?
En asuntos políticos curiosamente las marejadas parten del sur al trópico como los alisios. 
Jueves, 29 de Octubre de 2020

Las aguas están perturbadas abajo, Chile voto por una nueva constitución para destituir la que dejó Pinochet.

Fue por los años cincuenta la primera marejada, que en el sur se agitaron las aguas políticas y se derribaron las dictaduras de entonces. El General Juan Domingo Perón que venía en el poder desde 1946 tuvo que renunciar y cayó en septiembre de 1955. De Argentina subió la marejada contra las dictaduras y cayeron sucesivamente Rojas Pinilla en Colombia 1957, Pérez Jiménez en Venezuela 1958, Fulgencio Batista en Cuba 1959, Castillo Armas en Guatemala 1957. Desde el sur, vino luego la nueva marejada contra las dictaduras argentinas, las del Brasil y del Perú que cayeron en de la década del 70. 

En asuntos políticos curiosamente las marejadas parten del sur al trópico como los alisios. Ahora soplan los vientos de cambio de las constituciones o de su reforma.  El inconformismo a veces se traduce de manera impropia e inconveniente, en relación a nuestra Constitución Política de 1991.  Pero ella en principio quedó bien construida, pese a su segmentación ideológica, en la que se plasmaron las tres tendencias de los protagonismos políticos de su momento. 

La desnaturalización de la Constitución parte de la egolatría y los intereses de los sucesivos presidentes, que, con criterio de confeccionistas, fueron proponiendo reformas como a trajes a su medida. Ese es el trasunto de las reformas constitucionales ciclotímicas de Samper, de Pastrana, de Uribe y de Santos. Tantas reformas, como cada capricho de poder y vanidad aparecían. 

De ahí, el número de reformas. Que comparadas históricamente con las de otros Estados, y con las anteriores de nuestra histórica política, producen susto, pues su frecuencia y personalización, nos la han vuelto una constitución gelatina, y su estructura y fortaleza original se perdió. 

El ejemplo más recurrido es el de la Constitución Americana, tan corta como fuerte, que en 234 años solo ha tenido veintisiete enmiendas, la última el 7 de mayo de 1992. Nuestra destituida Constitución de 1886 tuvo 70 reformas en 104 años, Y lo que resulta inverosímil es que nuestra Constitución d 1991 en solo 28 años, lleve ya 63 reformas en solo 28 años de vida.  

¿Qué habría que reformar en caso que los nuevos confeccionistas convoquen a una Constituyente? 

Importante que la Participación ciudadana y el control político relativo al cabildo abierto y la moción de censura tengan formas prácticas de realización en el régimen presidencial y se saque de los convenios políticos, y solo se concentre en lo fáctico. Rediseñar la Revocatoria del mandato, alejándola del manejo político personal y de la imposibilidad de realizarlo cuando sea necesaria.   Rediseñar el Consejo Superior de la Judicatura, para comenzar a resolver los problemas de la justicia, su desprestigio y falta de credibilidad. Rediseñar, además, el Estatuto de la Oposición y definitivamente hacer realidad la Descentralización, que es un tema no solo presupuestal y La Acción Pública de Inconstitucionalidad, que debe ampliarse y no restringirse como lo ha enfocado la Corte Constitucional.

Adenda: ¿Porque nadie denuncia los prevaricatos municipales? ¿Ni los afectados y destituidos? ¡Y la Procuraduría ... ahí!

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