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¿Ábrego o Bello Valle?

Esa llanura, o Bello Valle, también se conoce la población, es Ábrego.

En la vía Cúcuta a Ocaña, pasando previamente por territorio de Sardinata, Bucarasica y Villa Caro, sin verlos, desde luego, el viajero llega a una llanura de gente amable y trabajadora, y una raza que da la impresión de ser la original de la provincia de Ocaña. Esa llanura, o Bello Valle, también se conoce la población, es Ábrego, y nos da cierta euforia arribar a ella, mirar retrospectivamente lo último que vimos al transitarlo tiempo atrás, y lo que encontramos ahora para identificar su prosperidad. Además, porque nos indica que estamos cerca de coronar nuestro destino: la colonial Ocaña, la capital de la provincia, o su extensión al departamento del Cesar para conectar con la vía al mar.

Por ello, he recibido con agrado por parte de su autor, mi buen amigo Orlando Clavijo Torrado, una breve monografía de Ábrego que ha escrito “con el corazón en la mano”, donde, combinando la indagación genealógica para armar apasionadamente el árbol de su estirpe, de sus ascendientes, paralelamente nos entrega los datos de su valle querido y hoy puede afirmar con certeza su parentesco con el general Guillermo Quintero Calderón, quien vivió varios años en La Cruz, hoy Ábrego. A propósito, con ocasión de la publicación de las Memorias de José María Samper, constituyente en 1886, por parte de la Universidad del Rosario, el profesor Franz D. Hensel Riveros, del Programa de Historia de la misma institución, nos entrega en páginas iniciales un estudio sesudo sobre qué papel podemos otorgarle a la autobiografía como fuente de la historia y si los escritos autobiográficos son fuente de conocimiento histórico. El expresidente Alfonso López Michelsen afirmaba rotundamente que tanto genealogía como autobiografía eran historia.

 Ahora bien, al entrar propiamente en el estudio del doctor Orlando Clavijo sobre Ábrego, lo estructura en dos partes esenciales. La primera, es la Historia general, donde sondea todas aquellas poblaciones o personalidades que en cierta forma le sirven para ejemplarizar, como Silos, o que realmente tuvieron algo que ver con el asentamiento, como Pamplona y Santa Marta. Es admirable la profusión de fechas precisas que sustentan lo que afirma, obtenidas en fuentes primarias. La segunda parte del texto es la Historia Parroquial, las dificultades propias para los servicios litúrgicos y los servicios que debe prestar toda parroquia, los libros parroquiales y la consiguiente consolidación de estos menesteres, precisamente en una época donde prácticamente lo esencial era el culto.

Felicito al doctor Orlando Clavijo Torrado por este esfuerzo intelectual y editorial. Lo he visto indagando con seriedad en bibliotecas públicas, la mayor parte, para entregarnos varios libros ya publicados, y este, Ábrego, es, como él lo entiende: “Su historia contada amenamente de antiguo hasta sus seis primeras décadas. Anécdotas. Artículos simpáticos. Caricaturas”. Felicitaciones.   

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Martes, 24 de Enero de 2023
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