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De candidatos y coaliciones
En Colombia tenemos un panorama político singular surgido de la Constitución Política de 1991, como es la proliferación de partidos políticos, grupos significativos de ciudadanos y capacidad individual de presentarse.
Domingo, 28 de Noviembre de 2021

Aunque lentamente, se empieza a despejar el camino de las definiciones entre quienes aspiran a la Presidencia de la República. El Partido Conservador eligió a su candidato oficial, el Senador Barguil, y el Centro Democrático al doctor Oscar Iván Zuluaga, ex candidato que se enfrentó a Juan Manuel Santos, lo derrotó en primera vuelta y, se dice, que también en la segunda. Parece que entre triquiñuelas y trampas le arrebataron el triunfo.

Se pudiera pensar que el tiempo es corto para llegar a la escogencia de nombres con suficiente respaldo que se enfrenten al líder de la Colombia Humana dado el numeroso grupo de precandidatos presidenciales que figuran en los medios de comunicación. 

Sin embargo, las instancias contenidas en la ley todavía dan espacio para alianzas, renuncias y cambios de opinión. Es un camino tortuoso, pero como todo en política, hay que recorrerlo con determinación e inteligencia.

Aunque parezca una simpleza, tengo la convicción de que la política hay que hacerla con criterio político, lo que significa apoyarse en fuerzas políticas, avanzar hacia la conquista del poder, y ofrecer al electorado propuestas atractivas y realizables. No se trata de hacer ejercicios teóricos y especulativos.

En Colombia tenemos un panorama político singular surgido de la Constitución Política de 1991, como es la proliferación de partidos políticos, grupos significativos de ciudadanos y capacidad individual de presentarse a unas elecciones presidenciales. Por ello, para el común de los colombianos resulta difícil inclinarse por un candidato entre esa multitud de nombres que provienen de diferentes corrientes.

Antes de 1991 existía una normativa que permitía solamente a unos pocos partidos políticos participar en elecciones, y los candidatos en lisa eran contados con los dedos de las manos. Eso limitaba la expresión de la democracia hasta el punto de que llegó a acuñarse la idea de que había una “fila india” en la que figuraban los nombres que necesariamente llegarían a la Presidencia de la República.

Los candidatos que hoy representan a un partido político tienen las ventajas de contar con una base electoral propia, recibir el apoyo económico y logístico de su colectividad y evitar la recolección de firmas para inscribir su candidatura. Hasta ahora, esa condición la tienen Gustavo Petro, David Barguil y Oscar Iván Zuluaga, y, por eso, su aporte es muy valioso en la contienda electoral.

Ahora bien, en este momento existen numerosos intentos de alianzas entre diversos precandidatos que se someterán a consultas populares para definir los nombres que más apoyo reciban de sus potenciales electores. Es un ejercicio dispendioso pero interesantes porque a todos les permite presentar sus ofertas y proponer fórmulas de unión. Es una campaña “a la colombiana”, - donde todo lo exageramos- y, en este caso, hemos convertido la contienda democrática en una competencia de todos contra todos que, de no decantarse oportunamente, puede conducir a unos resultados inesperados. 

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

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