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¿Dónde irá a parar este globo?

No nos cuidamos de exigir cada día más calidad en los políticos.

Dios quiera que no se eleve mucho y que no caiga en un pastizal seco, porque sería una quema enorme. Fue lo que pasó con el reciente debate electoral: un globo que a estas horas está cayendo con la mecha prendida por el reconteo.

La democracia colombiana hecha con el bipartidismo, con muchos errores confesionales y rectificaciones extremas de las dos caudas, con 54 guerras civiles, las catorce entre ambos partidos y las 38 restantes entre los mismos liberales, antes definían el control del poder por periodos inestables, pero definían. Más guerras de las que Aureliano Buendía dio fe.

Y resulta inverosímil que las sumatorias de las bancadas del centro y la derecha no entiendan y comprendan el peligro que nos acecha y en lugar de superarlo, lo adoben y lo alimenten con soberbias y prepotencias personales. 

Carlos Martínez Simahan lo advertía desde unos de los medios capitalinos antes de las elecciones pasadas: “los partidos son inherentes a la democracia, el pragmatismo es indispensable para encontrar aliados y obtener la gobernabilidad”. 

Una ilustración histórica nos la dio, al admitir que el concepto de gobernabilidad es tan antiguo, como el modo de andar a pie, al decir de la gente. Como en el triunvirato Romano: Pompeyo o el ejército, Craso el Banquero y Cesar el populista. Si. Este bendito populismo que nos llegó desde el sur por los años cincuenta y no logramos superar.   

No nos cuidamos de exigir cada día más calidad en los políticos.  Más calidad porque la democracia todos los días se ajusta a los cambios del entorno político, a las variables territoriales de los neoimperialimos autoritarios. Sin exigir esas calidades pasamos como ahora de un agente secreto a un jefe de Estado en una gran potencia. Calidades necesarias para poder imponerse a las maquinarias mañosas y sempiternas de los partidos.

Es un hecho que la política al decir de Mitchells, se hace es en la calle, en las comunas, en las barriadas, en las zonas de invasión, en las áreas de desastres, con la gente, con el “ser humano de carne y hueso”.

Definidos con cierta aproximación de certeza los resultados electorales, es una verdad de a puño, que el centro y la derecha sumados constituyen una mayoría en el Congreso. Solo falta superar los egoísmos, la prepotencia, la soberbia y ganar para derrotar y detener el populismo. Si lo logramos nuestra Democracia con sus imperfecciones será respetable.

Sí, que el globo caiga en tierra mojada, con rocío de libre pensamiento, de tolerancia, de respeto.

Nuestro destino está en la unión de los partidos tradicionales Conservador y Liberal, con las fuerzas de Cambio radical, de Centro Democrático, el partido de la U y otros minoritarios para constituir la mayoría.

Adenda: Según Giovanni Papini, en “Il Diabolo”, Luzbel se perdió por la soberbia. Pero Dios que es puro amor, lo perdona y se salva en su oportunidad. Buena lectura para Sergio Fajardo.

Jueves, 24 de Marzo de 2022
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