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EL 13 de mayo (2)
Pero allí estaban creyentes y no creyentes. Amigos y enemigos.
Martes, 23 de Mayo de 2023

Decíamos la semana pasada que una señora de blanco se les apareció el 13 de mayo de 1917 a unos pastorcitos en Cova de Iría, Portugal. Lucía, Francisco y Jacinta cuidaban las ovejas de su familia, cerca de la cueva, cuando vieron a la señora, sonriente, de aspecto celestial, sobre un arbusto cercano.

Los papás de los chicos no les creyeron el cuento, pero les pidieron  que no hablaran con nadie de la supuesta visión.  Sin embargo, al otro día todo el pueblo comentaba lo sucedido a los pastorcitos aquellos. El cura del pueblo los  regañó por estar inventando disparates. La Virgen María no se aparecía así como así.

-No son inventos, padre. La Virgen se nos apareció en persona.

El cuento se regó y la gente acudía a conocer a los niños y a escuchar de sus propias bocas lo sucedido. El rollo de los niños se estaba convirtiendo en un problema de orden público.

La señora de blanco les pidió a los niños que volvieran al mismo sitio  los días trece de cada mes y que ella vendría a hablar con ellos. La noticia se regó, y el 13 de junio cuando los niños llegaron con sus ovejas al sitio señalado, ya había miles de fieles cantando y rezando y curioseando. Algunos, muy pocos, creían la historia. Otros dudaban. Y la gran mayoría decía que los niños habían inventado la historia.

Pero allí estaban creyentes y no creyentes. Amigos y enemigos. Todos vieron de pronto un resplandor sobre el pequeño árbol, pero sólo los pastorcitos vieron a la Virgen. Los demás se quedaron con los crespos hechos. .

Ante la situación de fe que se estaba presentando, el obispo de aquella diócesis habló con los niños, para pedirles que dejaran de jugar con la creencia de la gente. Los niños incluso recibieron amenazas de cárcel por alterar el orden público. La vida de los habitantes de aquella región cambió totalmente. El pueblo se hizo famoso y los periódicos todos los días sacaban grandes noticias sobre lo que estaba sucediendo.

El 13 del mes siguiente ya eran miles los que estaban en la llanura de Iría, a la espera de lo que esa tarde sucedería. La Virgen vino, habló con los niños y le confió a Lucía, la mayor, tres secretos, que sólo debería darlos a conocer al Papa.

El 13 de octubre del mismo año, 1917, fue la sexta y última aparición de la Virgen María a los pastorcitos   de Fátima. Para entonces todo el mundo católico estaba convulsionado sobre si serían verdaderas o falsas las tales apariciones. Pero lo que sucedió en la última aparición fue algo extraordinario, un fenómeno sobrenatural, del que fueron testigos todos los miles de personas que asistieron aquel día.

Era una tarde lluviosa,  pero a pesar del clima, la campiña cercana a la Cueva, se llenó. De pronto, en medio de la tarde nublada, el sol apareció, se iluminó la encina, y la Virgen llegó, aunque, como siempre, sólo los tres niños la veían y hablaban con ella. Sin embargo, la incredulidad crecía y los enemigos de la iglesia católica no cesaban en sus ataques diciendo que todo era una patraña. Esa tarde sucedió lo increíble. El sol empezó a girar y a moverse en varias direcciones, en lo que llamaron “la danza del sol”.

Nadie puso en duda que se trataba de una manifestación divina. Desde entonces la devoción a la Virgen de Fátima se regó por todo el mundo. Y el mes de mayo se destinó a honrar a Nuestra señora del Rosario de Fátima.

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