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El arraigo que repara en Norte de Santander
En este departamento casi 900 personas han logrado recuperar 3.190 hectáreas de tierra, que la Unidad ha entregado a campesinos que fueron víctimas de la violencia, de las cuales 454 son mujeres. 
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Sábado, 10 de Abril de 2021

El 9 de abril, conmemoramos un nuevo Día nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas del conflicto armado. Es la mejor oportunidad para reiterar el compromiso de la Unidad de Restitución de Tierras con las víctimas de Colombia. También para celebrar que la restitución sea una política de Estado que finaliza su mandato en 2031, más allá de cualquier interés o agenda gubernamental.

Desde la promulgación de la Ley 1448 de 2011, que le dio inicio a este monumental plan de reparación, llevamos ya diez años en la titánica tarea de devolverles la tierra a las víctimas de la violencia y el terrorismo en Colombia. En Norte de Santander casi 900 personas han logrado recuperar 3.190 hectáreas de tierra, que la Unidad ha entregado a campesinos que fueron víctimas de la violencia, de las cuales 454 son mujeres. 

Pero quizá de quienes más hemos aprendido es de las víctimas de esta violencia absurda de nuestro país. Ellas, ustedes, nos han enseñado el significado de la fuerza, de la resistencia, de la persistencia. De la reconciliación. De su capacidad de volver a empezar por encima de cualquier rencor. Es claro que ustedes nunca olvidarán la tragedia que les paralizó la vida por décadas, nunca olvidarán a quienes ya no están. Nuestro deber es construir una narración distinta de esta tragedia. Una narración que abra una posibilidad real de futuro y elimine las anclas en el pasado. 

Los campesinos restituidos, y los segundos ocupantes reconocidos o los terceros de buena fe exenta de culpa, ese universo de personas consagradas a su campo y que padecieron la violencia y el desplazamiento, quieren volver a sembrar. Quieren recuperar el tiempo perdido. Y quieren crecer tanto como sus cosechas. Porque tienen grabada la tierra en sus corazones. Nos han demostrado, con creces, lo que significa el arraigo por lo querido. Para ellos la tierra lo es todo. 

Como Estado seguimos el firme compromiso de cumplirles a las víctimas de Colombia.  Esto comienza por reconocerlas y no revictimizar a nadie que ocupó, por extrema necesidad, un terreno de alguien más. También, por actuar articuladamente con las distintas instituciones del orden nacional y territorial; la empresa privada y la cooperación internacional, para hacer de la restitución de tierras un logro sostenible en el tiempo. Es nuestro aporte real a la paz. Los restituidos hoy pisan territorios recuperados por la Fuerza Pública, es imperioso para nosotros garantizar su seguridad y tranquilidad porque amparado en ellas llegará el desarrollo, el Gobierno nacional y las autoridades locales estamos actuando con atención prioritaria en los municipios PDET. 

Queremos destacar, especialmente, el logro de cuatro beneficiarios de restitución de tierras del corregimiento de Otaré, municipio de Ocaña, quienes firmaron acuerdos de comercialización con la Cooperativa de Caficultores del Catatumbo (Cooperacafé), a la que venden su producto tipo pergamino para producir un café especial. De allí nació la edición especial Café del Catatumbo un grano para la paz, del cual hace poco se sacaron al mercado 790 libras en su primer lote. Otros restituidos han firmado 17 contratos de comercialización con aliados como Cooperacafé, Arrocera Santa Clara, Coagronorte y ganaderos de Norte de Santander.

Los resultados no se han hecho esperar, ya los campesinos empiezan a nombrarse emprendedores rurales y se están asociando con sus comunidades para salir adelante porque saben de solidaridad. Esto es verdadera transformación de vidas. 
 

Redacción: Andrés Castro, director de la Unidad de Restitución de Tierras

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