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El ombligo del año
En la antigüedad, Junio era el mes de la abundancia, de las cosechas, de los frutos, de los nacimientos.
Martes, 1 de Junio de 2021

De junio dicen que es el ombligo del año porque es el mes que queda en la mitad.  Como el ombligo, en la mitad de uno. Quiere decir que, si nos va bien, dentro de seis meses estaremos en diciembre. Cantando villancicos y comiendo hayacas. Tal vez. Porque también es posible que la pandemia, a pesar de las vacunas, todavía nos tenga arrinconados contra las cuerdas, sacándonos el aire y reventándonos las ñatas. Pero lo peor: también es posible que en diciembre todavía estemos en paro, con el país apedreado, incendiado, aniquilado. El país también con las ñatas reventadas.

La historia cuenta que Juno era la reina de los dioses del Olimpo romano. Cuando los dioses formaban sus francachelas, porque los dioses paganos también eran guaraperos, la primera en llegar era Juno, que con su belleza y su alegría, no podía faltar en ninguna celebración. Coqueta y atrevida, varios dioses se agarraron a trompadas por ella. Con tales virtudes, Juno no podía faltar en el calendario. Y entonces en su honor apareció Junio en el Almanaque de la Cabaña.

En la antigüedad, Junio era el mes de la abundancia, de las cosechas, de los frutos, de los nacimientos. En la Edad Media, los agricultores dedicaban este mes a recoger sus frutos y a celebrar con abundancia de vino la llegada de las cosechas. Tal vez por eso en nuestra legislación colombiana se estableció que un día de junio sería dedicado a celebrar la Fiesta del Campesino. Y  el gobierno regalaba palas, barretones, machetillas y carretillas. Y les daban almuerzo y unos guarapos. Y todos felices.

Pero como están  las cosas, los campesinos se quedarán sin celebración este año, porque sus productos se pudren en las carreteras donde no hay paso. Hace poco vi una foto por wassap que mostraba un camionado de plátanos tirados en plena vía, y  un cargamento de pollitos debió ser soltado en la carretera porque no había paso y los animalitos     se   estaban muriendo de hambre y de sed. Y pa completar, mostraban unos videos donde  los ganaderos tenían que botar la leche, porque los huelguistas no los dejaban pasar. Campesinos todos, sufriendo las consecuencias de las protestas, justas unas, injustas otras.

Junio tenía otras cosas buenas: la Fiesta del padre, por ejemplo. La señora iba echando al marranito de barro las monedas que le sobraban del mercado, y los billeticos que le lograba sacar del bolsillo al marido cuando llegaba jumo, y ella corría solícita a empelotarlo pa que durmiera tranquilo la juma. Este año la cosa pinta feo. Ya están anunciando las doñas que ahora los sacrificados seremos los  papás porque por la pandemia y otros motivos tendremos que estarnos en casa sin regalos, sin opíparo almuerzo y sin unas cervecitas. Ni siquiera las de combatir  el encierro, la cuarentena y la soledad.

A los católicos creyentes  y practicantes, los que vamos a misa y pagamos los diezmos y primicias a la Iglesia de Dios, nos queda un alivio: que junio es el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.  Alguna vez, cuando la 'situa' estaba tan peliaguda como ahora, le consagraron el país al Corazón de Jesús y la cosa mejoró. Pero después la gente 

A rezarle, pues, al Sagrado, a ver si los tirapiedras no consiguen piedras, y los que incendian no consiguen gasolina y los que roban no encuentran nada abierto.  A ver si junio se nos compone  porque si no,    nos llevó el patas con u.

 gusgomar@hotmail.com    

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