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El privilegio del tiempo no termina…

El tiempo los va tejiendo, hebra por hebra, hasta que se tupen en las manos con voces de ángeles, sombras de viento o sueños de pájaros despidiéndose, estremecidos por su vuelo azul diluido en cielo.

El viejo secreto de los sueños es alargar las alas del silencio hasta instantes en que, a fuerza de vibrar, el corazón crece con el gozo de la imaginación, al ritmo de la fantasía, con la rutina bonita de la espera.

Entonces deshojamos los pliegues de la intimidad, para desdoblar los recuerdos que quieren salir del olvido a conversar de lo que hubo entre el fuego y las cenizas, a liberar las nociones serenas del alma.

El tiempo los va tejiendo, hebra por hebra, hasta que se tupen en las manos con voces de ángeles, sombras de viento o sueños de pájaros despidiéndose, estremecidos por su vuelo azul diluido en cielo.

Y la soledad los aloja en una casa con ventanas que no miran, sino disuelven las brumas y muestran la esperanza, así como cuando uno cultiva un jardín, o una crisálida piensa en su futuro de mariposa.

Las ilusiones se salen de su sombra y esculpen el aire con ese cincel mágico que convierte en amor lo que toca y anuncian, con campanas en diminutivo, un romance de las mañanitas con las tardecitas bellas.

Son las bondades de los pensamientos ingenuos e invisibles, en filas y turnos para narrar la sencillez pura de los amaneceres y conducirlos a la retaguardia innata de los arreboles escondidos en el horizonte.

El privilegio del tiempo no termina nunca, se traslada, con ese extraño sello que tienen las horas cuando se congregan mansas, a contarse las historias de los pobres humanos que escenifican el teatro de la vida.

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Domingo, 9 de Abril de 2023
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