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“El que entendió, entendió”
El precio que pagó Petro en las alianzas de última hora para ganar la presidencia el 19 de junio fueron muy altas.
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Domingo, 4 de Septiembre de 2022

Fueron las palabras del ministro del interior, Alfonso Prada, que generaron polémica el jueves pasado en el Cauca para expresar que si el congreso no aprueba la reforma tributaria, la gente debe salir a la calle. No ha cumplido el presidente Gustavo Petro un mes de su posesión y el solo mensaje de pretender impulsar la aprobación de más impuestos a través de movilizaciones sociales, más que una propuesta insólita y sorprendente, ante todo muestra una realidad política que deja en evidencia que a pocos días del nuevo gobierno ya las relaciones entre ejecutivo y congreso no van bien, se resquebrajaron. Es como aquellos matrimonios que no empiezan bien ni en la luna de miel, como sucediera con aquella famosa novela “Madame Bovary”. 

El precio que pagó Petro en las alianzas de última hora para ganar la presidencia el 19 de junio fueron muy altas, y ahora esa misma clase política que en pocos minutos por los días de la posesión del presidente se alinearon sin ningún pudor con el Pacto Histórico, ahora un mes después, como quiera que no han recibido la mermelada que esperaban ansiosamente, dejaron de ser petristas y ahora volvieron a ser liberales, de la U, de Cambio Radical y hasta conservadores. Para Colombia hoy es muy importante mirar lo que sucede en Chile, la gente que llevó a Boric al gobierno ahora son sus opositores; mucho de eso en poco tiempo nos podría suceder.

En definitiva tenía razón el maestro Darío Echandía con su histórica frase que hoy cobra vigencia: “País de cafres”. Por los días de la posesión de Petro el país vivió unos días de estupefacción, de incredulidad, al ver como toda la clase política en segundos, se declaraban partido de gobierno. Todos se volvieron petristas, no había oposición, excepto Paloma Valencia y María Fernanda Cabal que hasta merecen ese reconocimiento. El primero en aterrizar, de esperar, no fue otro que César Gaviria quien no tardó en pedirle el ministerio de Hacienda o Defensa, casi nada, para su hijo Simón, y así llegó hasta la región de Toscana en Italia para lograr sus apetitos burocráticos. Que dirigencia tan impudorosa. Qué Cafre, como decía el maestro Echandía. Algunos analistas serios como Juan Camilo Restrepo apenas hace pocos días señalaban que esa “luna de miel” gobierno – congreso no duraría más de un año, incluso apenas 6 meses. Pero como se ven las cosas, ya ni eso. 

¿Acaso percibe Petro que el congreso no le aprobará la reforma tributaria y por ello, hasta con algo de ingenuidad y romanticismo, pretende el gobierno que la gente salga a votar para que le suban los impuestos? Ejemplo de esos milagros no existen, ni en Suecia ni Dinamarca. La sola convocatoria a una manifestación para que la gente salga a votar en favor de una reforma tributaria, es “un tiro al pie”, porque hasta contentos estarán ahí sí los de la oposición, que podrían encontrar una oportunidad sin igual para voltear la manifestación y hacer la primera protesta pero contra Petro. Sería una apuesta muy arriesgada, y de hecho el país entraría en una peligrosa senda de confrontación política, como sucede en Perú.

Es decir, con lo que estamos viendo, si esto se sale de las manos muy pronto, Colombia podría vivir un primer escenario parecido al de Chile, en donde una clase media empobrecida elige a un presidente de izquierda, y al año se vuelve su principal opositor contra un presidente que no puede solucionar problemas coyunturales y de fondo. Hoy se conocerá ese resultado. El segundo escenario ya sería catastrófico, el de Perú: una clase política enfrentada a un inepto presidente que incluso lo quiere llevar a la cárcel al precio que sea. Perú hoy es un país desistitucionalizado, caricaturesco, como la negativa del congreso al presidente para venir a la posesión de Petro. Así, Colombia muy pronto podría enfrentar el escenario de Chile. El que entendió, entendió.

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