El cobro de valorización a los cucuteños este año llegó en uno de los momentos más dolorosos para la ciudad. La Alcaldía de Cúcuta, en su afán de tener un alto presupuesto para el último año de gobierno, hizo un préstamo por $80 mil millones para ejecutar las denominadas obras de valorización. Es un crédito irresponsable con los cucuteños, dado que la Alcaldía atraviesa por una difícil situación financiera, estamos en medio de una crisis migratoria y las obras de valorización son inoportunas con las necesidades de la ciudad.
Los créditos que adquirió para ejecutar obras tendrán dos años de gracia (2018 y 2019), y serán los próximos tres alcaldes los que paguen la deuda. Sucederá la misma historia que hace unos años.
Me sorprende cómo, habiendo vivido esta experiencia, tres bancos nacionales le pueden prestar a una Alcaldía que está en déficit financiero. En seis años, entre el 2012 y el 2018, la deuda de los contribuyentes del impuesto predial subió de $15 mil millones a $59 mil millones. Esto demuestra la pérdida de capacidad de pago de los contribuyentes. Por otro lado, los ingresos de la vigencia 2018 no han cumplido las metas, por lo que hay una desfinanciación de los recursos propios del presupuesto municipal. Si no se cumplen con las cuotas del crédito de valorización, la plata tendrá que salir del comprometido presupuesto municipal.
Hasta la fecha, se ha recaudado cerca de $13.400 millones de los contribuyentes para la realización de las 3 obras de valorización. A mediados de octubre comenzaba el alineamiento de la avenida Gran Colombia, y ya fueron adjudicados los contratos de estudio y construcción de las rotondas de la Terminal de Transportes y de Cuatro Vientos en el barrio San Luis. Estas dos obras se espera que inicien en diciembre de este año. Por lo que me pregunto: ¿El Alcalde piensa que lo primordial en este momento son estas obras de infraestructura? ¿Estos proyectos si tienen estudios de ingeniería de detalle?
Pareciera que para la administración lo importante es ejecutar obras sin sentido. Tan poca es la visión de ciudad, que no han aceptado que para salir de la pobreza a largo plazo debemos invertir en educación y competitividad económica, generando cultura industrial y un ambiente propicio para la formalidad.
¿Por qué no pensaron en equipar mejor las escuelas públicas? Sólo el 39% de las instituciones educativas tienen acceso a internet en la región. El acceso público de la información es un recurso muy valioso para mejorar la calidad de vida de los cucuteños.
Se pudo haber invertido este dinero en promover el crecimiento de las industrias competitivas de la región como la agroindustria o el turismo. Si necesitamos el surgimiento de nuevas fuentes de empleo, se deberían financiar proyectos de emprendimiento que en el futuro podrían ser innovadoras empresas.
Ya sabemos que esta administración es la continuación de las prácticas de un conocido exalcalde. Con él, las obras de valorización pasadas tuvieron inconvenientes en su financiación. Y es irónico que el valor de los proyectos que se pasó al Concejo de Cúcuta era inicialmente de $235 mil millones, pero los bancos sólo aprobaron $80 mil millones por la calificadora de riesgo. Entonces, ¿Dónde está la DAF, Dirección General de Apoyo Fiscal, que en el Plan de Desempeño estuvieron tan asfixiantes y ahora no aparecen?
Hacemos un llamado a los bancos nacionales, que hoy en día están repitiendo la historia, a que no se hagan los de la vista gorda. Por colocar unos recursos, no se está mirando la situación actual del municipio. A costillas de una tasa adicional se está golpeando el bolsillo de los cucuteños con obras prescindibles. Que falta de sensibilidad por parte de los bancos, y ni se diga del resto de “actores” en esta ecuación, mal llamada valorización.
@juanpablocelisv
