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Invisibles

¡Qué horror! ¿Es que acaso, exigir que esas personas tengan sus documentos en regla es un azote?

En nuestra querida Colombia hay leyes para todo, muchas de ellas rezagadas en el tiempo y otras que hoy son un saludo a la bandera, en particular las que tuvieron su nacimiento para controlar y establecer normas de conducta ciudadana, en cuanto a la movilidad se refiere.

También, tenemos cientos de resoluciones del ministerio rector del transporte, que son pocas las personas que las conocen integralmente y de ahí que las irregularidades que a diario vemos, principalmente con la gran mayoría de los conductores de motocicleta, nos hacen dudar si en realidad existen normas para ellos o sencillamente las autoridades las ignoran porque muchas veces, ofrecen pésimo ejemplo.

Adelantar vehículos por la derecha, practicar el zigzagueo, estacionar las motocicletas en los separadores, hablar y escribir por el celular mientras se conduce, no portar el casco con las características reglamentarias, llevar parrillero de sexo masculino, utilizar pantuflas o chancletas para la conducción, transportar menores de diez años y mujeres en estado de embarazo, no respetar la luz roja de los semáforos, estacionar sobre la cebra, llevar carga con dimensiones prohibidas, no portar el Soat ni el certificado de revisión técnico mecánica y de emisión de gases, etc.

El porcentaje de motociclistas juiciosos es muy bajo y por lo general está representado en personas de sexo femenino y trabajadores de empresas de reconocida trayectoria y de ahí que el sector en general es estigmatizado y con mucha razón.

También se cuenta con un número importante de aviesos conductores que con sus acrobacias ponen en peligro, tanto a los de su sector como a otros actores de la movilidad, pero a ellos poco les importa, pues ya es común que varios enseñen sus armas cuando alguien se le ocurre reclamar por violación a sus derechos o por el susto que generan sus mortales imprudencias.

Lo más triste del asunto, es que ese grupo al cual dedico la columna, es visible para todos los ciudadanos de bien menos para la autoridad y eso es muy preocupante porque la anarquía va creciendo cada día sin que exista control de lo que sucede.

Ridícula por no decir menos, la pataleta que pusieron algunos conductores de motocicleta que rodaron cerca a las puertas de la administración, solicitando la salida del grupo élite porque los tenían “azotados”. ¡Qué horror! ¿Es que acaso, exigir que esas personas tengan sus documentos en regla es un azote? ¿Entonces, para qué sirven los uniformados adscritos a la Policía Nacional, en su especialidad Tránsito y Transporte?

Podrían salir muchas otras preguntas que siempre quedarán sin respuesta, porque lo expuesto es el pan de cada día y es muy difícil lograr cultura ciudadana cuando los infractores en potencia, son invisibles.

Domingo, 21 de Febrero de 2021
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