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La educación, ¿motor de desarrollo?
Pareciera que la educación es la llave del progreso y la condición necesaria para el desarrollo. 
Viernes, 23 de Noviembre de 2018

Países, regiones y ciudades de distintas partes del mundo, del mismo o menor desarrollo que el nuestro, vivieron en el pasado situaciones peores o similares y tomaron decisiones de grandes proporciones que les llevaron a formar movimientos redentores y a mostrar en el mediano plazo, resultados esperanzadores, cambios en las vocaciones, hábitos y costumbres y mejores indicadores sociales y económicos. 

Para tratar el tema, inicialmente citemos a Finlandia en Europa y a Singapur en Asia. Eran países pobres y vivían de la agricultura. Después de 50 años, hoy figuran en los primeros lugares del ranking de competitividad, son países de los menos corruptos del mundo y tienen un desempleo muy bajo. Hoy tienen los mejores indicadores en la educación y el mayor número de científicos per cápita.

En América, miremos a Chile. Con ayudas de ejercicios prospectivos, ha logrado un cambio radical en sus indicadores socioeconómicos. Hoy presenta un crecimiento promedio del PIB del 5%, inflaciones menores del 5%, crecimiento demográfico del 1.3%, alto ingreso percápita, mucha equidad en la distribución del ingreso, bajas tasas de analfabetismo y profunda visión en investigación científica. 

En Colombia, veamos la región del Viejo Caldas. Su vocación económica fue la producción agrícola del café. Ese fue el fundamento del progreso y desarrollo regional. Se abrió el triángulo del café y nacieron los Departamentos de Risaralda y Quindío y los intereses de los nativos llevaron a redefinir su propia vocación. Caldas ahora es el motor educativo y de servicios, Risaralda, el eje industrial y Quindío, la fortaleza turística. Hoy, la región del Viejo Caldas está disparada. Ha logrado una identidad regional, un alto crecimiento económico, un despegue cultural, una importante integración social, un alto nivel educativo y un progreso sostenido.         

En los cuatro diversos ejemplos descritos, se observa el mismo eje transversal: la educación como motor integral de desarrollo. Pareciera que en cada una de esos territorios se hubiere trazado un plan en el que se colocó  la educación en un gran propósito con fundamento en la cultura y el emprendimiento. Este plan les llevó a tener una mejor agenda para acelerar el crecimiento y reducir la pobreza. 

Es posible afirmar que el plan propuesto en cada caso ha dado resultados y ha permitido revitalizar la región, cambiar paradigmas, impulsar nuevas culturas, mentalidades y comportamientos, adoptar nuevas fortalezas regionales, crear más fuentes de trabajo y generar más empleo productivo. 

Hasta acá todo está bien. Pareciera que la educación es la llave del progreso y la condición necesaria para el desarrollo. 

Pero, últimamente han aparecido discrepancias en la Universidad de Harvard, que han llevado a afirmar que hay algo, que no es la educación, que hace que algunas regiones sean más productivas que otras. Aún no se tienen conclusiones definitivas, pero están cerca de hallar que es lo que “de verdad” puede estar interviniendo.

El venezolano Ricardo Hausmann, profesor de esa universidad y quién nos visitara en un evento de la Cámara de Comercio hace tres años, dio a conocer esta tesis que revoluciona grandemente el marco socioeconómico del mundo.

Varios puntos (y son muchos más) sustentan su tesis. Algunos son: 1. En términos relativos, China, en los últimos años, no ha mejorado mucho sus perfiles educativos. En cambio, su crecimiento económico si ha tenido una subida vertiginosa. 2. Cierto es que actualmente en las empresas a los recién egresados, le valoran más la experiencia que los títulos. 3. No siempre al mejor egresado le va mejor en una empresa que quienes no han tenido un buen rendimiento académico. 4. Más educación en un país no significa menos corrupción. Un ejemplo es Rusia que siendo el segundo país del mundo con mayor proporción per cápita de títulos universitarios, está bastante rezagado en materia de transparencia. 5. Los mayores capos han salido de las mejores universidades del mundo. 

Todas estas aseveraciones son importantes pero no determinantes. Sin embargo, no hay que perderlas de vista y deberían ser tenidas en cuenta en nuestra región, con la lupa de la calidad académica. Ésta, de verdad ¿existe en nuestros establecimientos educativos y ciudadanía? Bajo la hipótesis de que si existe, ¿Por qué no arrancamos y por el contrario, paso a paso nos hemos venido retrasando? Y si no existe una buena educación ¿cómo esperar un buen crecimiento económico de la región? O ¿es que estamos entrando en la hipótesis de Harvard?  

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