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La policía no me cuida, me cuidan mis amigas

¿Qué hemos hecho los movimientos feministas y de DDHH para exigir protección, verdad y justicia?

Este es uno de los eslóganes feministas más conocidos, con el que expresamos nuestro sentimiento de indefensión y temor ante la institución policial por su participación histórica, por acción u omisión, en acciones violentas y abusos contra nuestra integridad y de nuestras comunidades. Tal como me lo comentó Carolina , una mujer Trans de origen venezolano que busca en territorio cucuteño las oportunidades de vida que no pudo conseguir en su hogar y que conozco desde el año pasado. Ella, que trabaja como estilista a domicilio en el centro de la ciudad, llegó hace unas semanas de noche a mi casa, estaba golpeada, agitada y muy atemorizada, me comentó que la policía la subió a una patrulla bajo pretexto de estar incumpliendo el toque de queda. Dieron varias vueltas donde retuvieron a otras mujeres, todas venezolanas (muchas de ellas que ejercen el trabajo sexual en el centro), mientras que adentro del vehículo las insultaban y golpeaban: “¡perras!”, “¡ratas!”, “¡no me mire!” les gritaban.

Carolina me cuenta que las llevaron hasta La Parada y, luego de retenerles todos sus documentos y dinero, les dieron orden de saltar del camión en movimiento mientras las amenazaban de que si las veían por ahí “no respondían”. Al rato ella llega a mi casa, estaba cojeando, con claros signos de agresiones físicas y psicológicas; ella me cuenta que abajo hay otras chicas esperándola, que les tocó venirse caminando porque les quitaron todo el dinero, que por favor le preste para el taxi y que las está tratando de convencer de denunciar pero tienen mucho miedo. Este es el segundo caso de abuso policial que le ha ocurrido desde que la conozco, el año pasado fue similar y las dejaron en El Salado a todas, menos a una chica que la obligaron a quedarse en la patrulla.

De acuerdo con sus relatos, hay dos puntos críticos en el centro de la ciudad donde están ocurriendo abusos policiales contra mujeres trabajadoras sexuales, muchas de ellas Trans y venezolanas: el parque del Palacio Nacional y el Parque Mercedes. Agentes de policía identifican cuando las mujeres salen de los carros de sus clientes para cobrarles una cuota con amenazas de cortarles el pelo, tiros y retenciones. Una chica, me cuenta Carolina, se negó a pagarla en la madrugada del 9 de enero y el agente le disparó en respuesta. ¿Cómo es posible que tal despotismo esté ocurriendo? ¿Saben las autoridades gubernamentales que las cuadras donde están ubicadas sus oficinas se convierten de noche en un escenario de violaciones de derechos de sujetas de especial protección? Como lo es la población migrante, Trans y mujeres que ejercen el trabajo sexual. ¿Hay alguna investigación sobre el accionar de estos agentes? No estoy inventando, desde el año pasado el Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander conoce varios relatos sobre abusos policiales contra mujeres en el trabajo sexual. Este es un problema nacional, como evidencian este  y este  artículo, entonces ¿por qué el silencio oficial? Y ¿qué hemos hecho los movimientos feministas y de DDHH para exigir protección, verdad y justicia? Carolina me dijo hoy que tienen mucho miedo, al parecer están amenazando con desaparecerlas y no sabe qué más hacer, me dice que les queda cuidarse entre ellas e irse de la ciudad con temor y rabia en la maleta.

  Nombre cambiado para proteger su identidad.

2 El Tiempo. (2020). Trabajadoras sexuales trans denuncian violencia policial en Bogotá. Ver: https://www.eltiempo.com/bogota/trabajadoras-sexuales-trans-denuncian-violencia-de-la-policia-en-el-centro-de-bogota-509300

3Doria. (2020). En mártires, a punta de abusos, los policías hacen su agosto. Ver: https://lasillavacia.com/martires-punta-abusos-los-policias-se-hacen-su-agosto-pandemia-79420

Miércoles, 27 de Enero de 2021
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