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La realidad del puente

Se cuentan diez los puestos de control de todas las fuerzas venezolanas desde el puente Atanasio Girardot hasta San Cristóbal.

Me da la impresión de que a Maduro y su camarilla gobernante les importó un pepino que alguien hubiera sugerido que el puente construido en el caserío de Tienditas se llamara en adelante “Atanasio Girardot”. Estoy sumamente sorprendido. Sorprendido porque es conocido que en Venezuela la aversión a los héroes colombianos que lucharon por su independencia no la disimulan. Encabeza la lista de personajes odiados nuestro insigne general Francisco de Paula Santander. 


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Ahora, las noticias sobre la reapertura de los puentes internacionales entre Colombia y Venezuela  les llegaron a Bogotá, Bucaramanga y el resto del país sobredimensionadas, y allá se comieron el cuento de que en la vecina república habían abierto generosa y alegremente su corazón y sus puentes hacia Colombia. Y que los ríos de carros, mercancías y personas empezaron a fluir desde el momento en que Gustavo Petro voló a Caracas a pedirle a su correligionario Maduro la reapertura. (Recuérdese que Petro ya ha ido tres veces al palacio de Miraflores).  Pues no fue así. Venezuela no tiene nada que exportar. 

En las tantas ceremonias de reapertura, postergadas una tras otra, siempre la delegación colombiana la componen funcionarios civiles, mientras la delegación venezolana está nutrida de militares. Los de esta frontera entendemos el mensaje porque lo hemos vivido todo el tiempo: el que es, no deja de ser; “perro huevero, aunque le quemen el hocico”; “Venezuela es un cuartel”, frase que es atribuida al Libertador Simón Bolívar. Estas citas para decir que el tradicional abuso de la temida Guardia Nacional contra los colombianos regresó. Los atropellos vuelven a ser la orden del día. Allí mismo en el puente, a unos periodistas nuestros  la Guardia les decomisó las cámaras – se las robaron -. 

Se cuentan diez los puestos de control de todas las fuerzas venezolanas desde el puente Atanasio Girardot hasta San Cristóbal. En cambio, nosotros nos preciamos del acogimiento cordial y respetuoso que les hacen nuestras autoridades en los pasos fronterizos a los vecinos, a los que solamente se les solicita la cédula de identificación. Repito: el colombiano, para pasar a territorio venezolano, debe llevar pasaporte, visa, certificados de vacunación, y demostrar que ha sido invitado. Y cada policía o empleado y en cada alcabala inventan nuevas exigencias, las que se les antojan para humillar y vejar a los nuestros. 

Los secuestros por bandas allí establecidas son frecuentes– hace unos días fue secuestrada una joven cucuteña saliendo del nuevo puente, pero fue rescatada  a las 48 horas -, lo mismo que las retenciones y las extorsiones por los uniformados.  

¿En dónde quedan, entonces, la tan cacareada integración latinoamericana y la hermandad entre los pueblos bolivarianos?  Me disculpan que me tire la fiesta, pero yo nunca he creído en esos embelecos.  Hasta el momento lo único que se ha visto es a Colombia cumpliendo con su parte. 

Por supuesto que tengo familia, y muy de la sangre y cercana, al otro lado, pero por lo pronto no me arriesgo a ir a visitarlos. 

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Lunes, 23 de Enero de 2023
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