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Las cosas vistas de -forma Tribu-autoritaria
Como si no fuera suficiente con el aumento de productos con IVA y la inclusión de más personas a declarar y tributar, si usted es poeta o escritor le harán una retención del 20% a sus honorarios.
Miércoles, 28 de Abril de 2021

De toda la polvareda que ha levantado el nuevo proyecto de reforma tributaria y de todos los titulares en contra, desde la sospechosa indignación del propio partido presidencial hasta los políticos en precampaña diciendo que la hundirán, las propuestas ahí planteadas frente al tema cultural son un despropósito vergonzoso. Es un deber ciudadano revisar si realmente se echarán para atrás esos aspectos de no prosperar en el Congreso. 

Como si no fuera suficiente con el aumento de productos con IVA y la inclusión de más personas a declarar y tributar, una de las abominaciones de la “de-forma” en sus articulados es, para resumirlo, que si usted es poeta o escritor y ha logrado milagrosamente que le paguen por un taller, le harán una retención del 20% a sus honorarios, es más, si recibe regalías por sus libros esto también será deducido. 

El cine lleva la peor parte; después de muchos años de lucha las producciones nacionales por fin lograron una ley de financiamiento, envidia hay que decirlo de los demás sectores artísticos, pero muy bien pensada para el desarrollo del mismo. La sola ley ha permitido por ejemplo que de 2 o 3 películas que producía Colombia al año, se pase a más de 40 en el último. Desde 2003 la ley 814 creó el Fondo de Desarrollo Cinematográfico que estimula la creación local y genera además importantes recursos para financiar el cine colombiano. Por ejemplo, por cada entrada de cine que se pague una parte va directamente al Fondo, allí se conforma una bolsa por la que compiten productores, guionistas, directores, estimulado así la creación.

La ley contempla además estímulos para empresas que apoyen el cine, para las distribuidoras (salas de cine) que presenten producciones colombianas antes de sus filmes, atractivos descuentos para las empresas de cine mundial que quieran rodar en Colombia contratando personal y producción nacional, entre otros beneficios. Hay que decir que la pandemia, la ausencia de personas en las salas, obviamente ha hecho que estos fondos se disminuyan en forma considerable, pero inexplicablemente, bajo la figura de “garantizar” que se siga apoyando el cine colombiano, la “indispensable reforma tributaria” del presidente Duque pretende no solo eliminar los estímulos para la proyección que mencionábamos, sino que se lleva los recursos que se recojan directamente y los traslada al presupuesto nacional, es decir, el cine colombiano, que es históricamente independiente en sus posturas, dependerá del ánimo del gobierno para apoyarlo.

Adicionalmente el monto máximo de aporte se basa en cifras del 2019, lo que quiere decir que si después de la pandemia los ingresos del Fondo superan el alcanzado en ese año, esa platica, si es excedente, no se sabe a dónde va. Incluso con la ley vigente aún falta bastante para tener en el país una verdadera industria del cine, sin embargo esta reforma pretende alterarlo.  

El sofisma de hacer industrias culturales, de asumir la economía naranja como la salvación, le quita una responsabilidad al Estado, la de sustentar por lo menos la creatividad, la creación, garantizar el surgimiento de nuevos talentos y valores, mover la cultura en todas sus expresiones. No es en cultura de donde deben subsanarse los huecos de las malas decisiones fiscales, no es al escaso patrimonio de cultural del que hay que rapar lo logrado en años, es todo lo contrario, miremos no más lo golpeados que están espacios, eventos públicos y salas en Cúcuta. Han sido precisamente el cine, los libros, el arte y la cultura en general el sustento emocional de todos nosotros en tiempos de confinamiento. 

@yopoetrix
 

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