Orwell fue un escritor británico que escribía de acuerdo a las experiencias que vivía, muchas desgarradoras, como cuando estuvo como cronista en guerras como en Birmania y la española en 1936, y entre sus varios escritos hay dos novelas que 70 años después de publicadas, más que olvidadas, hoy son predicciones sobre lo que sucede en el mundo: “La rebelión de la granja” y “1984 “.
Con la primera, en su época caricaturizaba a personajes como Stalin, Hitler, Mussolini y los mostraba como los dueños de una granja en la que poco a poco quienes la habitaban se rebelarían; en la otra “1984”, Orwell mostraba un mundo en permanente incertidumbre, angustiado, como si fuera un camino al infierno a partir de una sociedad totalitaria y vigilada. ¿Son predicciones sobre lo que hoy en día vive el mundo? Sin duda que sí, solo que Orwell cuando escribió en 1949 lo que podría vivir la humanidad en 1984, no imaginó que igual podría suceder muchos años después, en el 2023.
No es sino darle una rápida mirada de lo que sucede hoy en día en el mundo y la incertidumbre y angustia es por todos lados. En Alemania la gente toma algún tipo de pastillas, creo que es con sodio, para protegerse de los efectos de posibles radiaciones nucleares provenientes de la guerra de Ucrania, y esa angustia se acrecentó con una masacre en una iglesia de testigos de Jehová en Hamburgo hace 10 días.
En Francia el nivel de tensión por las protestas por las reformas a las pensiones es altísimo. Ayer se esperaban cerca de un millón de manifestantes, e incluso leyendo el diario Liberation se anunciaba un titular que no creía: “La precariedad y la falta de posibilidades en su vida actual de los jóvenes por las políticas de Macron”.
Hace unos meses que estaba por allá, y era de no creer, no habían profesores para iniciar el año escolar en septiembre, los médicos que no pasan un examen de Estado terminan en labores menores como abriendo droguerías, y los suicidios de la policía que no soportan más sus precarias condiciones de vida, o ahora las 5 mil toneladas de basura sin recoger por las huelgas. Orwell tenía razón cuando escribió su libro 1984, lo que no imaginó es que sus predicciones ocurrirían mucho después de su muerte, incluso en el siglo XXI.
Aterrizando en América Latina, en Chile a Borick el país se le salió de las manos, y peor aún, sin plata, se cayó la reforma tributaria. Las protestas van en aumento.
En Argentina la inflación en más del 90%, en Venezuela el salario mínimo que no llega a 6 dólares, en Perú el expresidente Castillo que podría recibir una condena de 30 años presuntamente por lavados de activos y ya en Colombia, en los últimos meses se han ido del país cerca de 500 mil personas.
De Petro, como para ver una película de Neflix que pasan por estos días en la que muestra perfiles sicológicos de los gobernantes, que mientras el país está en esta crisis que puede volverse incontrolable, para el presidente es hora de bajarse de la nube y empezar por ejemplo a no seguir gobernando por twitter, o peor, a buscarle la lengua ni más ni menos que al presidente de San Salvador, quien en estos días le contestó algo así, y tú porque te metes con mi país, ¿acaso tu no eres el padre de un jovencito allá que se llama Nicolás? Y todo eso sucede mientras la economía va día a día al suelo.
Y llegamos a Cúcuta, que Orwell ni la conoció ni imaginó lo que puede ser la Cúcuta 2050 con el peor alcalde del país, quien debería verse la película de netflix sobre gobernantes distópicos y por lo menos por dignidad debería renunciar a la alcaldía. En algo aliviaría la suerte de la ciudad.
