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Munich, capital de Baviera

Munich, es una ciudad esplendorosa en la que no queda un solo vestigio de la destrucción que sufrió en la Segunda Guerra Mundial.

Alemania es un país desarrollado que ha logrado situarse como la economía más fuerte de Europa, pero no entendida como la riqueza del gobierno y de las clases pudientes sino por el alto nivel de vida de todos los ciudadanos.

No podemos olvidar que Alemania sufrió en el siglo pasado su destrucción como fruto de las dos guerras mundiales en las que fue cruentamente derrotada, y tuvo que reconstruirse piedra por piedra en períodos de hambre y desolación. Fueron sus habitantes, sus gobernantes, su entereza los que lograron ese milagro que hoy es ejemplo para el mundo.

La región de Baviera, oficialmente Estado Libre de Baviera, es el más grande de los 16 estados federados con una población de 13 millones de habitantes. Su superficie es de 70.553 kms2. en el suroeste del país, abarca parte de los Alpes Orientales y la recorre el río Danubio, el segundo río más grande de Europa. Los bávaros tienen nacionalidad propia de acuerdo con la Constitución Bávara desde 1946.

Munich, su capital, es una ciudad esplendorosa en la que no queda un solo vestigio de la destrucción que sufrió en la Segunda Guerra Mundial cuando el 45% de su centro histórico fue arrasado por inmisericordes bombardeos.

Tiene un millón quinientos mil habitantes y es la tercera ciudad de Alemania después de Berlín y Hamburgo. Es de un enorme desarrollo económico en empresas financieras, tecnológicas, de seguros, automotriz y de servicios. Asiento de grandes compañías como Bmw, Allianz, Grupo Siemens, Osram, FlixBus, Infineon, y muchas más. Según mediciones internacionales, Munich es la ciudad con mejor calidad de vida de Alemania y la tercera a nivel mundial. 

Se encuentra sobre el río Isar al norte de los Alpes bávaros, y su nombre se deriva de la palabra Munichen que en alemán antiguo significa “el lugar de los monjes” porque fue fundada por monjes benedictinos, razón por la cual en el escudo de la ciudad figura un monje.

El lema de la ciudad es “a Munich le gustas”, que alude a la hospitalidad que despliegan sus habitantes. Los colores oficiales de la ciudad son el negro y el oro del Sacro Imperio Románico Germánico desde la época de Luis IV de Baviera.

La antigua plaza central donde se encuentran la Catedral, otras iglesias, y el palacio de gobierno con el famoso carrillón que funciona allí desde la Edad Media, se repleta de visitantes que la recorren plácidamente entre acogedores cafés al aire libre y kioscos de suvenires.

Como en las demás ciudades alemanas, el trasporte público es inmejorable porque coexisten el metro de varias líneas; el antiguo tranvía que pasa lentamente por la superficie de calles y parques; los modernos buses y los trenes de cercanías que complementan el sistema con una puntualidad excepcional. En estos países no se destruye lo antiguo para construir algo nuevo, como ocurre en nuestro país, tal vez porque no existe el afán de hacer contratos oficiales para exigir coimas y comisiones.

Cuando uno se marcha de Munich, admirado por una ciudad pujante, antigua y moderna a la vez, se duele de la pobre Colombia donde la política no está para mejorar la vida de los ciudadanos sino para que unos dirigentes avivatos se apropien del gobierno.

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

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Domingo, 30 de Octubre de 2022
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